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DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE: XXXIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C). JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

 
Ha pasado ya, y no solo una vez: hemos puesto en peligro la vida sobre la tierra y, de paso, se han sacrificado innumerables víctimas humanas. Con bombas y otras armas de destrucción masiva, con genocidios y otras formas de crueldad, con la destrucción sistemática de la naturaleza y de formas de cultura y vida social que han desaparecido. No hace falta ser pesimistas para considerar la dimensión apocalíptica como una constante que sirve de advertencia y reclama un cambio en nuestras estructuras políticas y económicas, en nuestros valores y nuestra forma de vida. Para los judíos, el mundo acabó entre los años 66 y 135: el templo fue destruido, y la ciudad de Jerusalén, y desaparecieron como nación durante dos mil años. Y lo han sufrido numerosos pueblos que ya no existen. La apocalíptica de Jesús nos invita a reflexionar sobre el presente para evitar futuros de muerte y desolación.

LECTURAS

  • Malaquias (3,19-20a)
  • Sal 97,5-6.7-9a.9bc
  • II Tesalonicenses (3,7-12)
  • Lucas (21,5-19)

Jesús de Nazaret, como el Bautista y otros profetas de Israel, pulsa en su predicación la fibra apocalíptica, fruto de una visión profunda sobre el presente y abierta a un futuro terrible, que exige una seria conversión de vida para que no sea el último futuro de la humanidad. Pero, aparte de las variables políticas, económicas, sociales, que se daban cita en esa encrucijada história que la mirada profética otea, a Jesús le preocupa que procuremos con determinación y dedicación el crecimiento de nuestra vida espiritual, la coherencia de nuestro comportamiento ético, la fortaleza de nuestra fe en Dios. Porque sin ese trabajo minucioso y perseverante, está en juego el pleno desarrollo de nuestras vidas, la salud integal y completa -salvación- de nuestras personas. Así que, sin entrar en pánico, pero con realismo y responsabiliad, es conveniente que también nosotros hagamos un balance del derrotero que llevan nuestros pasos y los del conjunto de la humanidad. 

JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



HOJA DOMINICAL DIOCESANA




DOMINGO 23 DE OCTUBRE: XXX DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


La dimensión misionera de la fe cristiana y de la Iglesia responde a tres sólidas motivaciones y ninguna de ellas es el mero proselitismo... o no debiera serlo. La priemera es el carácter bondadoso, curativo, benéfico del Reino de Dios, que como Buena Noticia quiere llegar a todos; la segunda es el mandato del propio Jesús, que en cumplimiento de su propia misión envía a sus discípulos para que la continúen en el tiempo; y también está el carácter testimonial de la fe, que por ser ella misma, como le ocurre al bien -según santo Tomás- es "difusivo de sí mismo". Por estas y otras razones, un año más oramos, damos gracias, celebramos y apoyamos económicamente a los misioneros y misioneras de la Iglesia extendidos por todo el mundo.

LECTURAS

  • Eclesiástico (35,12-14.16-18)
  • Sal 33,2-3.17-18.19.23
  • II Timoteo (4,6-8.16-18)
  • Lucas (18,9-14)

Además de advertir contra una oración de autojustificación y autocomplacencia, de una oración escapista y solipsista, la parábola del publicano y el fariseo es una muestra de la disyuntiva existencial y espiritual del ser humano: o vivimos para construir una imagen ficticia que agrade a los demás y nos contente falsamente a nosotros mismos; o aceptamos con humildad y coraje nuestra realidad, pero con los ojos puestos en el ideal que quisiéramos alcanzar. Tener ideales no es iluso, es necesario tenerlos, pues ellos nos guían y atraen para superarnos. Fingir que somos ya ideales, perfectos e infalibles, es un tremendo error que malogra nuestras posibilidades de llegar a ser la persona que estamos llamados a configurar. Jesús invita a la oración constante, porque en ella se aclara nuestra verdadera identidad, se localizan  las fallas y defectos, se viualiza y anhela el modelo que nos inspira -Jesús de Nazaret, prenda de la humanidad nueva- y se cobran fuerzas para seguir intentándolo. Contra todo imperio de la imagen postiza y la idolatría de la buena fama, Jesucristo nos propone la senda empinada de la autenticidad, la única que nos hace ser de verdad.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

 



DOMINGO 16 DE OCTUBRE: XIX DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 

Día a día, durante millones de años, el agua y el viento han tallado el cañón del Júcar, han abierto una brecha en el paisaje y un rincón para la vida. Así de perseverante ha de ser nuestra oración. Si lo fuera, experimentaríamos cómo su constancia transforma nuestras vidas, modela nuestra personalidad y crea también nuevos lazos de unión con las personas, con Dios y su creación. La oración perseverante esculpe la identidad del creyente y fecunda su paz interior. Pero, hay que perseverar.

LECTURAS

  • Éxodo (17,8-13)
  • Sal 120,1-2.3-4.5-6.7-8
  • II Timoteo (3,14–4,2)
  • Lucas (18,1-8)

Más que por convencer a Dios, que lo tenemos ya de nuestra parte, la constancia de la oración es necesaria para educar nuestros sentidos contemplativos, forjar la atención, aprovisionar nuestro interior de una fuente de paz, alertar la disponibilidad, alimentar la esperanza, contener el efecto erosionante del tiempo, fortalecer la voluntad... son tantos los frutos que genera un espíritu orante, que Jesús no dejaba de insistir en que fuéramos perseverantes en la oración. Pero, se requiere una disciplina, determinación y fuerza de voluntad, por eso mismo es muy conviente que no nos fiemos solo de nuestros recursos personales y aprovechemos cuantas convocatorias orantes y para formar la espiritualidad se nos presenten. Como dice una de las estrofas del rosario de la aurora de Peñas de San Pedro: "No perdamos lo que tanto vale por la covenencia de no madrugar" No, no perdamos estos tesoros por pereza, superficialidad o el descuido irresponsable.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


EL VIERNES 14 DE OCTUBRE, A LAS 19:30 CELEBRAREMOS UN FUNERAL EN MEMORIA DE MARINO ROJO MARCO


DOMINGO 9 DE OCTUBRE: XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 

La campana de la paz, dentro del memorial de la bomba atómica de Hiroshima, es un símbolo de la fragilidad, laboriosidad y necesidad de la paz. Como la maza que golpea el bronce para hacer sonar su llamada al corazón, la paz requiere que todos la busquemos y trabajemos por ella. Hoy, la principal lepra que hemos de curar es la violencia en todas sus formas. Cuando la vida es amenazada de modo tan insensato y peligroso, los seguidores de Cristo le pedimos que nos limpie de esa lepra moral que corrompe nuestra dignidad: el odio, la ira, la ambición, el uso de la fuerza.

LECTURAS

  • II Reyes (5,14-17)
  • Sal 97,1.2-3ab.3cd-4
  • II Timoteo (2,8-13)
  • Lucas (17,11-19)

La fuerza curativa que Cristo despliega contra todo mal que nos corrompe, el amor que viene del Padre y que motiva su vida y su msión. La limpieza de la lepra simboliza la superación de todo cuanto nos aisla de la fraternidad y daña nuestra dignidad de hijos de Dios y hermanos. Pero, aunque sea un don gratuito que Dios siempre quiere dispensarnos, es necesaria nuestra voluntad de salud integral, nuestro deseo de quedar limpios y resplandecer con la bondad que nos confirió el Creador. Hoy, cuando la guerra y la amenaza medio - ambiental ponen en peligro la vida a gran escala, quisiéramos que el profeta de Nazaret nos devuelva nuestra identidad más pura y saludable, la que se reconoce en la fraternidad y el amor mutuo. Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí.


LECTIO DIVINA SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

EL VIERNES 14 DE OCTUBRE, A LAS 19:30 CELEBRAREMOS UN FUNERAL EN MEMORIA DE MARINO ROJO MARCO



DOMINGO 2 DE OCTUBRE: XXVII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 

Sí, obras son amores... que no buenas razones. Pero nuestras obras nacen del corazón empapado del amor de Dios. Nuestras razones están impregnadas con el Espíritu de encuentro y donación que Cristo encarna. La fortaleza espiritual y la atenta dedicación al servicio y la solidaridad, son frutos de la misma semilla: la fuerza de Dios manifestada en Jesucristo y patente en nuestras obras y razones cuando las hacemos en su nombre.

LECTURAS

  • Habacuc (1,2-3;2,2-4)
  • Sal 94,1-2.6-7.8-9
  • II Timoteo (1,6-8.13-14)
  • Lucas (17,5-10)

Las exigencias evangélicas en el orden de la moral personal y la justicia social, solo pueden llevarse a cabo con la fuerza de la fe. Como dice la Carta a Timoteo, hemos de tomar parte en los padecimientos del Evangelio, en los compromisos que supone anunciar el Reino de Dios, "según la fuerza de Dios". Y es en la oración personal, la celebración comunitaria, el testimonio de los hermanos y la escucha permanente de la Palabra de Dios, donde hacemos acopio de la "fuerza de Dios". La espiritualidad cristiana conjuga la profunda confianza en que Dios siempre nos escucha, con la perseverante actitud de servicio, que lleva la espiritualidad a la acción, que une la oración con el compromiso.

Que nuestras celebraciones litúrgicas, las oraciones y formación, los programas de acción social y caritativa, nazcan y se inpiren en esta íntima comunióin entre la acción y la contemplación.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A PAGOLA

DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE: XXVI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


Cuenta Daniel (5, 1-31) que el rey babilonio Baltasar celebró un festín sacrílego con los vasos sagrados del Templo de Jerusalén. Una mano apareció sobre la pared y escribió: "Pesado, Medido, Dividido". El profeta Daniel explicaría al rey desconsiderado que estas palabras se referían al destino del rey y su reino. Cuando el profeta Amós habla de "la orgía de los disolutos" y el evangelista Lucas nos muestra el paso de la injusta insolidaridad a los tormentos del infierno, nos están invitando a que nos tomemos en serio las consecuencias de la desigualdad, el despilfarro y la avaricia. Consecuencias personales, sociales y hasta ecológicas que debieran hacernos pensar en un cambio de estilo de vida.

LECTURAS

  • Amós (6,1a.4-7)
  • Sal 145,7.8-9a.9bc-10
  • I Timoteo (6,11-16)
  • Lucas (16,19-31)

La caridad y la comunión de bienes, además de recomponer el orden injusto de nuestro mundo, encierran una sabiduría de vida. Pues el egoísmo y la avaricia, el individualismo y la superficialidad en nuestras aspiraciones, pueden llevarnos a la pérdida de humanidad, al olvido de lo gratuito, a la destrucción de la naturaleza, al inevitable estallido de la violencia que generan la injusticia y la miseria. El Jesús de Lucas es muy sensible a los profundos daños que nos produce la idolatría de la riqueza. Pero no pensemos que las consecuencias se saldarán en un infierno post mortem, pues ya aquí y ahora, pagamos de mil maneras la incosciencia para con la fatuidad del materialismo y el corto recorrido de cualquier riqueza que no nos haga más humanos, mejores hermanos.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

LA MISA DE LOS DOMINGOS POR LA TARDE (19:30) EMPIEZA EL DOMINGO 2 DE OCTUBRE 


DOMINGO 18 DE SEPTIEMBRE: XXV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


No solo es que nos sobran muchas cosas, no solo es que hay quien precisa de lo necesario... que ya son razones suficientes para replantearnos el estilo de vida, es que, además, se nos van muchas energías y mucho tiempo que le quitamos a vivir, a encontranos y relacionarnos del único modo que merece la pena: dándonos de verdad, con lo que somos y lo que podemos aprender del otro.

LECTURAS

  • Amos (8,4-7)
  • Sal 112,1-2.4-6.7-8
  • I Timoteo (2,1-8)
  • Lucas (16,1-13)

El cristianismo no es una visión espiritualista de la vida, no reniega de nuestra condición material y nuestras necesidades materiales. Porque Jesús no fue un profeta apartado de la vida común de sus contemporáneos: compartió con ellos mesa y la preocupación por el sustento y las justas necesidades para vivir con dignidad. Pero lo que sí ha descubierto Jesús y propone el cristianismo es que pongamos al dinero, las riquezas, el trabajo y los bienes materiales en su justo lugar: a nuestro servicio y al servicio de la consecución de un mundo más equitativo y solidario. No se trata de enemistad hacia lo material, sino de libertad de lo que tenemos para vivir de verdad y no solo por lo que poseemos y nunca debiera poseernos. La caridad, además de amor al hermano, es una vía de autenticidad que nos pone en la dirección de lo que de verdad cuenta, lo que no pierde nuncal valor: el amor.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


LA MISA DE LOS DOMINGOS POR LA TARDE (19:30) EMPIEZA EL DOMINGO 2 DE OCTUBRE 

DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE: XXIV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 

"El hijo pródigo" de Bartolomé Murillo

Las parábolas de la misericordia (la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo) de Lucas (15, 1-32) son imágenes de la lógica, tan distinta a la nuestra, que gasta Dios Padre. Nosotros, a menudo, andamos con un metro en el bolsillo y una balanza de pesar en el corazón. Lo cual, además de convertirnos en jueces prematuros del hermano, nos incapacita para la comprensión del otro, para la mirada compasiva y la justicia de la misericordia. Jesús no deja de advertirnos que, para suerte nuestra, Dios mide de otra manera, porque mira con el corazón y juzga con las entrañas amorosas del Creador de la vida y Pade de todos sus hijos.

LECTURAS

  • Éxodo (32,7-11.13-14)
  • Sal 50,3-4.12-13.17.19
  • Timoteo (1,12-17)
  • Lucas (15,1-32)

En lo perdido y reencontrado, en la soledad de la oveja perdida, la inutilidad de la moneda extravíada y el abrazo al hijo pródigo nos muestra el evangelio la escala de valores de Dios. Para Dios siempre será mejor recuperar que despreciar; perdonar que sentenciar; rehabilitar y reintegrar plenamente en las relaciones familiares y entrañables, mucho más deseable y santo que darnos la espalda y vivir indiferentes al sufrimiento del hermano. No caigamos en la tentación de pensar que los beneficiados de esta medida generosa son siempre los otros. Solo el que ha tenido la experiencia de haber sido amado así y perdonado con esta largueza, podrá comprender la generosidad de Dios y sentirse llamado a ejercitarla.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

FERIA DE ALBACETE, EN HONOR A LA VIRGEN DE LOS LLANOS



DOMINGO 4 DE SEPTIEMBRE: XXIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


LECTURAS

  • Sabiduría (9,13-18)
  • Sal 89
  • Filemón (9b-10.12-17)
  • Lucas (14,25-33)

Más que una incomprensible renuncia a los deberes familiares, la provocadora, por profética, admonición de Jesús habla de ensanchar nuestro horizonte de pertenencia y nuestro marco de afectividad. Cuando proliferan -siempre lo hicieron- los senstimientos de identidad excluyentes, las líneas rojas y los cordones sanitarios, Jesús nos habla de una filiación que supera las fronteras y los códigos genéticos. Ciudadanos del Pueblo de Dios, hijos del mismo Padre, miembros de la Fraternidad que Dios soñó, los cristianos debiéramos tener razones suficientes para trabjar por la superación de todos los impulsos frentistas, xenófobos, claistas y racistas. Y no porque no nos sintamos afectivamente atraídos por nuestras señas de identidad más próximas, la familia, la nación, la cultura, el pueblo... sino porque tenemos una ciudadanía mayor que a todas las demas acoge y sitúa en la saludable dirección de la hospitalidad y el mutuo reconocimiento. Como se trata de una tarea ardua, pues los instintos más primarios son de índole visceral, debemos trabajarnos, empezando por las actitudes personales, limando todo asomo de soberbia y misantropía, de chovinismo y superioridad. Pero también hay un trabajo comunitario, el que debe lograr que nuestra Iglesia, nuestras comunidades, sean fermento y adelanto de la humanidad reconciliada fraternal.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



DOMINGO 28 DE AGOSTO: XXII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

"En la mesa con Santo Domingo" fue el lema del pasado año jubilar por el VIII centenario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán. La inspiración pictórica era la tabla de la Mascarella, conservada en Bolonia y que muestra al santo fundador de los dominicos en el refectorio con sus hermanos. La comensalía, compartir el pan y las viandas, el necesario sustento convertido en imagen de la experiencia fraternal y comunitaria de la fe es algo que procede del mismo Jesús, pródigo en dejarse invitar y convidar él a los demás al festín de su palabra hecha carne, de su vida entregada. La fe cristiana es una experiencia de mesa común y encuentro comunitario, de los que la Eucaristía es modelo y estímulo.

LECTURAS

  • Eclesiástico (3,17-18.20.28-29)
  • Sal 67,4-5ac.6-7ab.10-11
  • Hebreos (12,18-19.22-24a)
  • Lucas (14,1.7-14)

Además de las enseñanzas vertidas por Jesús en estos encuentros en torno a la mesa compartida (la humildad, la generosidad, la gratuidad...) la propia experiencia de sentarse junto a otros para comer del mismo pan y repartir el tiempo y la convivencia, es una imagen del Reino de Dios. Por eso el Señor empleará en más de una ocasión y en contextos diferentes, con intenciones diversas, la imagen del banquete. Porque el Reino es un encuentro gozoso con Dios; la fe es la gran ocasión para compartir la vida con otros; la misa significa un anticipo en el tiempo presente de la comunidad celestial; la caridad ofrece el fruto granado y regalado del amor que Dios es. Nuestras parroquias, nuestros procesos de formación y espiritualidad, nuestras acciones pastorales, los compromisos de cada miembro de la comunidad, solo se sostienen si forman parte de esta mesa común y se disfrutan como quien se reúne a celebrar el don de la fraternidad.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


DOMINGO 21 DE AGOSTO: XXI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
Sí, la puerta del cielo es estrecha, pero también alta y siempre está abierta. Exige esfuerzo entrar por ella, pero también ha salido de ella la gracia y el impulso para ganarla y atravesarla: Jesucristo, la Palabra de Dios que tiende puentes y facilita recursos para que, no sin trabajo personal y perseverancia, accedamos a la plenitud que sólo Dios puede dar y que, con atención comptemplativa, podemos anticipar en la fe y la fraternidad.

LECTURAS

  • Isaías (66,18-21)
  • Sal 116,1.2
  • Hebreos (12,5-7.11-13)
  • Lucas (13,22-30)

Lo más difícil de ser cristiano no es ir a misa, u orar, o formarnos en la catequesis, o leer la Biblia, o guardar la vigilia en Cuaresma... No, todo esto son recursos que la Iglesia pone a nuestra diposición y nos invita a emplearlos con perseverancia para que fortalezcamos nuestra fe, eduquemos nuestras aptitudes, fundemos en el cimiento de la tradición y la historia del cristianismo nuestras procesos personales y comunitarios de crecimiento creyente. No podemos ir sobrados por la vida, como si solo por nosotros mismos pudiéramos componer y actualizar nuestra condición de discípulos de Cristo. Necesitamos la comunidad. Nos necesitamos unos a otros y todos necesitamos ese temple que otorga la constancia en la oración y en la participación de la vida de la Iglesia. No cedamos a la tentación del egoísmo, de la autosuficiencia, por no decir, de la pereza, el descuido y la imprudencia. Las respectivas disciplinas con las que la Iglesia se ha ido dotando a lo largo de los siglos (sacramentos, oración, catequesis, lectio divina...) son otros tantos medios y alimentos que debemos aprovechar con gratitud y determinación. La madurez no se improvisa, ni el temple se encuentra por casualidad, hay que trabajarlos con asiduidad, atención y compromiso responsable. Porque, por lo demás, aunque la puerta del cielo es estrecha, también está siempre abierta y, de hecho, a ella están llamadas multitudes de las que desearíamos formar parte, lo cual, requiere su trabajo y esfuerzo. No desistamos.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



DOMINGO 14 DE AGOSTO: XX DE TIEMPO ORDINARIO

 

Santo Domingo y San Francisco de Asís, allá por el siglo XIII, con ardor evangélico y pasión predicadora, entusiasmados con la propuesta de Jesús, dieron testimonio del reino con sus vidas y prendieron en su mundo la llama del Evangelio, al tiempo que abrazaron con su autenticidad La ilusión de otros muchos cristianos por ser fieles a la llamada de Jesús. Hoy nos toca a nosotros encender en los corazones de nuestros hermanos el fuego de la fe y la luz del espíritu.

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Y SAN FRANCISCO DE ASÍS

LECTURAS

  • Jeremías (38,4-6.8-10)
  • Sal 39,2.3;4.18
  • Hebreos (12,1-4)
  • Lucas (12, 49-53)

En la pasada peregrinación europea juvenil, un joven decía en un testimonio de su experiencia de fe, que un cristiano es alguien con un brillo especial en los ojos. De manera sencilla y gráfica, este joven nos recordaba que ser cristiano es tener un motivo ardiente e ilusionante para vivir. Y que la fe transforma la vida, no solo de aquel que la tiene, sino del mundo en el que vivimos los que intentamos poner en práctica el evangelio de Jesucristo. Creer y dar testimonio, seguir a Jesús y ser levadura del Reino del amor, la fraternidad y la pasión por lo humano, la pasión liberadora y curativa De Dios por todos sus hijos e hijas, sobre todo por aquellos que más lo necesitan.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

DOMINGO 7 DE AGOSTO: XIX DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
Todo indica que la transformación que experimentará la Iglesia en muy pocos años, al menos en estos lares europeos, irá en la dirección de una extraordinaria reducción de volumen, influencia y adeptos. La imagen del pequeño rebaño que Jesús aplica a su comunidad nos describirá mejor que la de una sociedad perfecta que abarca los límites del territorio y la cultura. La "Cristiandad" se acaba. Seremos pequeños grupos inmersos en una vida social y cultural que aún conservará no pocos vestigios del pasado pero sin la relevancia de antaño. Pequeñas comunidades, pero tal vez más evangélicas. No será todavía hoy, pero no tardará mucho.

LECTURAS

  • Sabiduría (18,6-9)
  • Sal 32,1.12.18-19.20.22
  • Hebreos (11,1-2.8-19)
  • Lucas (12,32-48)

Con más o menos peso en la sociedad (que será menos), con estadísticas decrecientes en cuanto a la práctica sacramental, con seminarios vacíos y presbiterios envejecidos, hablar de cambios profundos en la realidad de la Iglesia no es aventurero, sino puro realismo. Pero Jesús así nos había soñado y así nos había organizado, como pequeñas comunidades de vida, amor y servicio. Este fue nuestro origen y a él nos devolverá la historia tras un largo paréntesis de "cristiandad" en el que la religión y la cultura se identificaban como una sola cosa. Ante este panorama, podemos atrincherarnos en una postura negacionista, como si nada pasara o todo lo que pasara fuese culpa del intento conciliar (del Vaticano II, porque algunos siguen en Trento), de una renovación más acorde a los tiempos modernos. Podemos lamentarnos e instalarnos en una permanente nostalgia. Pero, con el Evangelio de este Domingo en el pecho, también podemos reforzar nuestros lazos comunitarios, ampliar la responsabilidad de todos en la dirección de la Iglesia y renovar nuestra confianza en el carácter carismático y evangélico de nuestro ser y nuestro sino. Mejor apostar por lo que nos une al deseo y el estilo de nuestro Señor y Maestro, que perpatuar lo que ya está muerto o a punto de morir. Mientras se consuman estos cambios y hasta que no podamos seguir haciéndolo, atenderemos lo mejor posible los compromisos contraidos, pero sin dejar de prepararnos para que la Iglesia de mañana pueda vivir con sus propias dimensiones y recursos una tarea diferente, menos ampulosa y más auténtica.

DOMINGO 31 DE JULIO: XVIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

La esperanza en la vida eterna no nos aleja de las necesidades materiales, ni nos sitúa de espaldas a la urgencia de proveer las necesidades perentorias de los hermanos que carecen de lo mínimo para vivir con dignidad. Muy al contrario, la mirada hacia el horizonte que trasciende las riquezas de este mundo, permite colocar esas riquezas en su justa medida y su único sentido: la caridad y la fraternidad.


LECTURAS

No debiera ser necesario estar en trance de muerte para aprender esta lección de sabiduría vital, de hecho, para vivir de verdad es menester aprenderla lo antes posible: no nos llevamos nada, todo cuanto somos es lo que perdurará; lo que tenemos, lo dejaremos; lo que dimos con generosidad y amor, será lo único que perivirá en el fondo inmenso de la misericoridia que es Dios. Por esta verdad esencial de la relatividad de todo lo lo que se compra y vende, no despreciamos lo material, sino que le hemos encontrado su justo fin: vivir con dignidad, pero vivir "todos" con dignidad, por lo que compartir y generosamente prestar ayuda a quien la necesita, forma parte del sentido de lo que tenemos y lo que sabemos, lo que podemos hacer y lo que debemos aprender a poner en práctica.

No se trata de una resignada aceptación de nuestra naturaleza contingente, pasajera, sino la gozosa experiencia de que lo que pasa y muere tiene algo que lo trasciende y lo llena de contenido, al amor hecho fraternidad. Y, lo mejor es que para aprenderlo y experimentarlo no hace falta morir, sino vivir con amor para que la muerte no se lleve más que lo suyo, lo que no puede pevivir. Pero, por al amor y la generosidad, viviremos día a día lo que vence a la muerte en Aquél que nos da la vida.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


DOMINGO 24 DE JULIO: XVII DE TIEMPO ORDINARIO

 
Solo quien ha visto el rostro iluminado del orante, las manos que expresan la actitud interna y dan forma a la intención con la que se ora, puede comprender que la oración es el alma de la fe, el motor de la acción, el cimiento de la vida, la herramienta del Espíritu, la palabra del silencio y la más intensa luz para recorrer cada uno su historia personal y todos la historia compartida de la humanidad. Merece la pena cuidar nuestra espiritualidad y ser perseverantes en nuestra oración.

EL LUNES 25 DE JULIO, FESTIVIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL, HABRÁ MISA A LAS 19:30

LECTURAS

  • Génesis (18,20-32)
  • Sal 137,1-2a.2bc-3.6-7ab.7c-8
  • Colosenses (2,12-14)
  • Lucas (11,1-13)

A todas horas y con el ánimo dispuesto a la novedad de la comunicación con Dios, así debe ser nuestra oración. Una actitud permanente, una intención generosa y confiada. Conscientes, atentos y esperanzados. La oración no es una evasión hacia fuera del mundo, sino un viaje hacia su centro más vivo y esencial. La oración no es mera repetición de fórmulas, aunque puedan servirnos para entrar en ese ritmo diferente al de la actividad apresurada y la respiración cargada de ansiedad. La oración es sintonía con el corazón de Dios que late en nuestro interior, por eso siempre supone compasión, pues Dios nos aproxima a nuestros hermanos que sufren. Con la oración tomamos posesión de nuestro interior sin encerrarnos en una visión solipsista, sino abiertos a la inmensa panorámica de la creación y de la vida que Dios comparte con nosotros. No desfallezcamos, solos o acompañados, en comunidad o en la intimidad de nuestra oración más personal, conectemos con Dios y, por Él y con Él, sintámonos en profunda armonía con toda la humanidad, en fraternal corresponsabilidad. 

Empecemos por orar en nuestras Eucaristías. Vayamos a misa simpre con nuestras intenciones orantes que, allí, con los hermanos, se convertirán en súplica de perdón, expresión de nuestras necesidades, pero, sobre todo, radiante alabanza a Dios por el don de su Hijo Jesucristo, quien, entre otras cosas, nos enseña a orar como Él oró. En la celebración, oramos personal y comunitariamente, con la Palabra de Dios y con e silencio, con los gestos y la mirada atenta, pero, sobre todo, en la comunión con Cristo y su vida orante, servicial y entregada. Más allá de rutinas y circunstancias irrelevantes, nos llevaremos de la misa lo que hayamos llevado a ella para que Dios y la comunidad lo hagan florecer en nuestra vida diaria.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


DOMINGO 17 DE JULIO: XVI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
No hay que ir muy lejos, solo aquietar un tanto la respiración, estar en nosotros mismos y, como María, la hermana de Marta, a los pies de nuestro Maestro, beber toda palabra que sale de su boca, su Espíritu nos dará vida y dará vida también a nuestras razones para amar y darnos con generosidad en el servicio.

LECTURAS

  • Génesis (18,1-10a)
  • Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5
  • Colosenses (1,24-28)
  • Lucas (10, 38-42)

Dicen los que hacen estadísticas, que el aspecto de la Iglesia que mayor credibilidad concita en nuestra sociedad, es Cáritas y toda la dimensión social de la caridad cristiana. No es de extrañar, pues el amor y la solidaridad todavía despiertan admiración y reconocimiento. Como tampoco es ninguna sorpresa que la comunidad creyente siempre cuente con tiempo, recursos y cariño para socorrer y acoger al que nos necesita, pues nos va en ello la fidelidad a la enseñanza y el ejemplo de nuestro Señor. Pero, aquél que recorrió los caminos y aldeas de Galilea predicando las bienaventuranzas y la prioridad del amor, así como curando a los enfermos y practicando con su propia vida el arte de la acogida generosa a todas las personas, también enseñó y dio ejemplo de la importancia de la oración. Y así, en Jesús, Marta y María estaban unidas. Para que la fe se haga vida y la vida se dé generosamente en amor, hay que cultivar las fecundas tierras del espíritu, habitar nuestra casa interior para encontrar en ella al Amado que al amor nos llama. La espiritualidad  es hoy más necesaria que nunca, pues andamos dispersos, agobiados y un tanto vacíos. Aprovechemos este tiempo del verano para encontrar momentos y lugares de silencio, contemplación y quietud. Quedémonos con la mejor parte de la vida, que es la que se da porque, antes, se ha sabido atesorar con gratitud y gratuidad.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



DOMINGO 10 DE JULIO: XV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
Los recientes sucesos en la frontera de Melilla hacen urgente una reflexión conjunta de los países de la Unión Europea. Los países receptores de inmigración ilegal, conscientes del drama que originan estos flujos migratorios y el sufrimiento que supone para muchos de ellos, desde que salen de sus casas hasta que llegan a los países europeos o mueren en el desierto, en las vallas de las fronteras o en el mar (o intentando cruzar el río Segre), deberán asumir de manera conjunta la búsqueda de respuestas integrales. Respuestas en los países de origen, respuestas con los países de tránsito, respuestas en las fronteras y luego entre nosotros. 

LECTURAS

  • Deuteronomio (30,10-14)
  • Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37
  • Colosenses (1,15-20)
  • Lucas (10,25-37)
No tenemos solución para todo y hay problemas cuyas soluciones son múltiples y muy complejas, como es el caso de la inmigración irregular, pero también sus causas son problemas no menos complejos: la pobreza, la violencia, el cambio climático... Tampoco tenemos la necesidad de juzgar todas las situaciones y erigirnos en supremos intérpretes de la verdad, la justicia y el bien. Pero, con Jesús, creemos que en cualquier situacion, sean cuales sean las causas y a la espera de ulteriores respuestas más integrales y transformadoras, por las que también hay que trabajar sin desmayo, ¡siempre hay que socorrer!, ¡Siempre!. Así interpretó Jesús la Ley y los Profetas, así propuso Jesús la búsqueda del sentido de la vida y el desarrollo pleno de nuestra humanidad: sea cual sea el problema, debemos socorrer, ayudar, curar y aliviar el dolor. No será la solución a toda la grave realidad que suele haber por debajo de los sufrimientos más dolorosos y las muertes más injustas, pero será vida, curación, acogida, humanidad. Eso es hoy ser buen samaritano.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



DOMINGO 3 DE JULIO: XIV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


La casa común, el momento presente, los problemas actuales, los grandes retos de la humanidad: la paz, la ecología, la solidaridad, las muertes en las vallas y mares de tantos imigrantes... son las tareas y los destinatarios de le Evangelización. Anunciar con Jesús el Reino de Dios tiene efectos transformadores de nuestro mundo. Vivir la fe cristiana nos cambia personalmente y mejora lo que nos rodea. Por eso nos sumamos a la alabanza de Cristo al Padre: "Te damos gracias, Señor de cielo y tierra porque has enseñado estas cosas a la gente sencilla".

LECTURAS

  • Isaías (66,10-14c)
  • Sal 65
  • Gálatas (6,14-18)
  • Lucas (10,1-12.17-20)
Transformación. La fe en el Evangelio nos transforma, nos confiere una misión, colaboradores de Cristo en el anuncio del Reino de Dios. La fe en el Evangelio, cuando la vivimos dando testimonio de los valores del Reino de Dios, también transforma nuestro mundo, porque siembra fraternidad, practica la caridad, ejerce el ministerio de lreconciliación, construye la paz, salvaguarda la Creación, defiende la justicia. Si evangelizamos, no solo comunicamos nuestra fe, no solo publicamos nuestra convicción de la verdad y la salvación que hay en el Evangelio de Jesucristo, también aportamos a nuestro tiempo, a la humanidad entera, la esperanza de que es posible vivir de otra manera, com verdaderos hermanos, hijos todos de Dios. No se trata pues, de proselitismo ni marketing, sino de sincera responsaiblidad y generosa gratuidad. Los demonios más destructores, el egoísmo, la insolidaridad, la ira y la avaricia, caen de sus pedestales cuando, con coherencia y perseverancia, con fe y determinación, anunciamos el Reinado del amor transformador de Dios.

PAPA FRANCISCO: HOMILÍA EN LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO. Preciosa por estimulante e interpeladora. De lectura obligatoria para sacudirnos de dentro de la Iglesia perezas, miedos y mediocridades.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

DOMINGO 26 DE JUNIO: XIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
Pobre, con Jesús como único tesoro, con el amor de Dios como fuerza inquebrantable, San Carlos de Focauld puede explicarnos bien cuál es la libertad de la fe. Para aprenderla con él bien merece la pena orar con él la oración del abandono: Padre, me pongo en tus manos.

HORARIO DE VERANO

  • De miércoles a sábado: 19:30
  • Domingos y festivos: 11:30 y 12:30

LECTURAS

  • I Reyes (19,16b.19-21)
  • Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11
  • Gálatas (5,1.13-18)
  • Lucas (9,51-62)

Libertad, la que nace de dentro, la que solo Dios puede dar porque nos hizo libres. Libertad del qué dirán, libertad del que sabe que vale más que lo que tiene y lo que tiene nada vale si le encadena y le impide soñar y caminar ligero de equipaje. Libertad del que no depende del miedo al infierno, ni trabaja para obtener recompensas, sino por la libre y gratuita satisfacción de la coherencia, la honradez y la fidelidad. 

Libertad de una Iglesia que, por más que necesite medios, reconocimiento y colaboración, solo tiene a Dios por dueño, a Jesús por bandera y a los pobres por señores de su misión y su destino. Y alegre libertad de los servidores de este santo pueblo de Dios, los sacerdotes y consagrados, los obispos y los papas (ya que ahora hay también uno emérito) porque no nos ata otra obligación que la de servir, por encima de las normas y los miedos que nos atenazan. No diréis que no es ilusionante.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


DOMINGO 27 DE FEBRERO: VIII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

Aunque espinosa como las zarzas, las chumberas dan frutos como las higueras. A medio  camino entre la hostilidad y la dulzura, bien pudiera ser esta planta una imagen de la ambivalencia de nuestras vidas. Pero, Jesús no nos pide que seamos algo imposible, sino que, a pesar de nuestra permanente posibilidad de pinchar como un cardo y amargar como la hiel, desarrollemos al máximo nuestra posibilidad de alimentar como la leche y endulzar como la miel. En ese esfuerzo, no solo seremos coherentes con una parte intrínseca de nuestra condición humana, sino que iremos desarrollando la capacidad permanente de transformación y superación, vamos, de conversión.

LECTURAS

  • Eclo 27, 4-7
  • Sal 91, 2-3. 13-14. 15-16
  • 1 Cor 15, 54-58
  • Lc 6, 39-45

Comos seres humanos que somos, en virtud de nuestra impronta divina ("a su imagen y semejanza") y del pecado original ("seréis como Dios"), podemos dar frutos buenos y malos, higos y zarzas, uvas y espinos..., pero, cuando nos esforzamos, con la ayuda de Dios, con el estímulo del modelo de Cristo, bajo el paraguas protector de la comunidad cristiana, en dar lo mejor de nosotros mismos, no solo nos superamos, sino que nos vamos convirtiendo en eso bueno que hemos querido ser y ofrecer. Cuando, con trabajo personal de conversión, ayudamos, nos hacemos generosos; cuando, no sin sacrificio, perdonamos, nos hacemos misericordiosos... y así, la coherencia o autenticidad que Jesús nos pide, se convierte en un viaje de ida y vuelta, de lo que somos a lo que hacemos, de lo que hacemos a lo que somos.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA