DOMINGO 23 DE OCTUBRE: XXX DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


La dimensión misionera de la fe cristiana y de la Iglesia responde a tres sólidas motivaciones y ninguna de ellas es el mero proselitismo... o no debiera serlo. La priemera es el carácter bondadoso, curativo, benéfico del Reino de Dios, que como Buena Noticia quiere llegar a todos; la segunda es el mandato del propio Jesús, que en cumplimiento de su propia misión envía a sus discípulos para que la continúen en el tiempo; y también está el carácter testimonial de la fe, que por ser ella misma, como le ocurre al bien -según santo Tomás- es "difusivo de sí mismo". Por estas y otras razones, un año más oramos, damos gracias, celebramos y apoyamos económicamente a los misioneros y misioneras de la Iglesia extendidos por todo el mundo.

LECTURAS

  • Eclesiástico (35,12-14.16-18)
  • Sal 33,2-3.17-18.19.23
  • II Timoteo (4,6-8.16-18)
  • Lucas (18,9-14)

Además de advertir contra una oración de autojustificación y autocomplacencia, de una oración escapista y solipsista, la parábola del publicano y el fariseo es una muestra de la disyuntiva existencial y espiritual del ser humano: o vivimos para construir una imagen ficticia que agrade a los demás y nos contente falsamente a nosotros mismos; o aceptamos con humildad y coraje nuestra realidad, pero con los ojos puestos en el ideal que quisiéramos alcanzar. Tener ideales no es iluso, es necesario tenerlos, pues ellos nos guían y atraen para superarnos. Fingir que somos ya ideales, perfectos e infalibles, es un tremendo error que malogra nuestras posibilidades de llegar a ser la persona que estamos llamados a configurar. Jesús invita a la oración constante, porque en ella se aclara nuestra verdadera identidad, se localizan  las fallas y defectos, se viualiza y anhela el modelo que nos inspira -Jesús de Nazaret, prenda de la humanidad nueva- y se cobran fuerzas para seguir intentándolo. Contra todo imperio de la imagen postiza y la idolatría de la buena fama, Jesucristo nos propone la senda empinada de la autenticidad, la única que nos hace ser de verdad.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

 



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