DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE: XXVI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


Cuenta Daniel (5, 1-31) que el rey babilonio Baltasar celebró un festín sacrílego con los vasos sagrados del Templo de Jerusalén. Una mano apareció sobre la pared y escribió: "Pesado, Medido, Dividido". El profeta Daniel explicaría al rey desconsiderado que estas palabras se referían al destino del rey y su reino. Cuando el profeta Amós habla de "la orgía de los disolutos" y el evangelista Lucas nos muestra el paso de la injusta insolidaridad a los tormentos del infierno, nos están invitando a que nos tomemos en serio las consecuencias de la desigualdad, el despilfarro y la avaricia. Consecuencias personales, sociales y hasta ecológicas que debieran hacernos pensar en un cambio de estilo de vida.

LECTURAS

  • Amós (6,1a.4-7)
  • Sal 145,7.8-9a.9bc-10
  • I Timoteo (6,11-16)
  • Lucas (16,19-31)

La caridad y la comunión de bienes, además de recomponer el orden injusto de nuestro mundo, encierran una sabiduría de vida. Pues el egoísmo y la avaricia, el individualismo y la superficialidad en nuestras aspiraciones, pueden llevarnos a la pérdida de humanidad, al olvido de lo gratuito, a la destrucción de la naturaleza, al inevitable estallido de la violencia que generan la injusticia y la miseria. El Jesús de Lucas es muy sensible a los profundos daños que nos produce la idolatría de la riqueza. Pero no pensemos que las consecuencias se saldarán en un infierno post mortem, pues ya aquí y ahora, pagamos de mil maneras la incosciencia para con la fatuidad del materialismo y el corto recorrido de cualquier riqueza que no nos haga más humanos, mejores hermanos.


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

LA MISA DE LOS DOMINGOS POR LA TARDE (19:30) EMPIEZA EL DOMINGO 2 DE OCTUBRE 


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