DOMINGO 14 DE FEBRERO: V DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B). CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE

 

LECTURAS

  • Levítico (13,1-2.44-46)
  • Sal 31,1-2.5.11
  • Corintios (10,31–11,1)
  • Marcos (1,40-45)

Claro que quiere Jesús curar, limpiar, perdonar, liberar... Quiere Jesús, porque esa es la voluntad del Padre y su misión de Hijo, hacernos llegar todo el amor creador de Dios, toda la dignidad que tenemos como sus hijos. Quiere y lo hace, porque además de una misión, es un destino asumido con creativa obediencia, con fidelidad creciente, en las que empeña su tiempo, su vida toda. ¿Querremos nosotros dejarnos querer y limpiar, perdonar y ser liberados? ¿Y empeñaremos en este don toda nuestra capacidad de acogida, todos nuestros deseos y fuerzas para hacernos con él y sacarle todo el provecho salvífico? "Quiero", dice Jesús. "Queremos" respondemos hoy también nosotros.

A nadie se le escapa que, frente a las normativas higiénicas y discriminadoras del Levítico (13) la actitud y acción de Jesús supone una clara invitación a que superemos esa lacra que es arrojar a los márgenes de la sociedad y de la dignidad humana a cualquier persona. Porque las lepras sociales, económicas y culturales; el racismo, la xenofobia y cualquier tipo de marginación de cualquier persona o grupo, son una auténtica enfermedad que merma nuestra humanidad y daña la fraternidad esencial en la que Dios nos creó. La Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, con sus múltiples proyectos de promoción integral de la persona pueden ayudarnos a participara con Jesús en su acción de acoger a tantas personas expulsadas de la común dignidad y reintegrarlos en la sociedad de iguales que estamos llamados a construir como avanzada presente del Reino de Dios.

DOMINGO 7 DE FEBRERO: V DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 

El templo parroquial de Santo Domingo de Guzmán en obras. La estructura metálica que hay por debajo, los ladrillos que sostendrán las capas de pladur, el armazón que acogerá la vida y no debiera perder la transparencia por la que permite ver el barrio que lo rodea. Un esbozo, un proyecto a medio hacer. Juzgar o valorar la vida o una historia personal solo por una etapa siempre será precipitado, prematuro. El proyecto del Reino que Cristo anuncia se hace realidad por etapas y aún está en construcción.

LECTURAS

  • Job (7,1-4.6-7)
  • Sal 146,1-2.3-4.5-6
  • I Corintios (9,16-19.22-23)
  • Marcos (1,29-39)

Con un sentido biográfico y didáctico, insiste Marcos al comienzo de la misión de Jesús, en mostrarnos cómo dicha misión llena su tiempo, o lo que es lo mismo, es su vida entera. Esta forma gráfica de comunicar el contenido y el estilo del anuncio del Evangelio consignando el horario del Señor en un día cualquiera, nos invita a superar la tentación de reducir la fe y sus consecuencias prácticas a momentos aislados. Por otra parte, también nos sugiere que la fe es un proceso; la evangelización, una historia; la Iglesia, un camino... siempre dinamismo, en movimiento, con sus etapas y sus incidencias, lo cual nos ayudará a no caer en la tentación de los derrotismos ni del triufalismo, que solo se fijan en instantes aislados y cifra en los resultados más que en el recorrido la verdadera efectividad del Reino.

Por otra parte, ese tiempo que Jesús emplea totalmente en la obra de Dios, que es la que nos completa y nos atrae hacia nuestra meta definitiva, tiene sus propias fuentes de alimentación, sus campos de motivación y fortalecimiento. La oración es en Jesús algo más que una recomendación para sus discípulos, es una dimensión permanente de su misión y su vocación, de su modo de estar unido al Padre. Pero también está la honda y decidida actitud relacional. Jesús aparece volcado hacia los demás, en constante actitud de encuentro y servicio. Contemplación y convivencia fraterna con las personas que le salen al paso porque él dirige sus pasos, su rostro, su arraigo en Dios y la fuerza que de Dios nos trae hacia quienes los necesite, son las mimbres con las que Jesús va urdiendo su tarea y, con ella, nos va entralazando en esa tupida red de diálogos, curaciones y predicación del Evangelio que es cercanía de Dios con nosotros. Y así, además de biografía y noticia de Jesús y su tiempo, su acción y mensaje, Marcos logra también dibujar nuestro propio itinerario vital dentro del recorrido misionero de Jesús por Galilea. El pasado que nos cuenta se convierte en acta de nuestro presente y anuncio de lo que pudiera ser nuestro futuro más halagüeño y deseable: caminar con Jesús, encontrarnos entre los que le acompañan y ser, también, destinatarios de su ilusionada entrega al encuentro más cordial y saludable.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: UN DÍA CON JESÚS EN GALILEA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA



DOMINGO 31 DE ENERO: IV DEL TIEMPO ORDINARIO

El tilo, con su flor curativa y la sombra, que no lo es menos cuando hace calor. Frescura que nace de la tierra y cae del cielo, que se convierte en bienestar y proporcional sosiego. ¿Será así nuestra fe y la presencia de la Iglesia en el mundo, curativa y benefactora? A ello debemos aplicarnos si, como Jesús queremos ser evangelizadores, pero como Él lo era, sanador y restaurador de la bondad de la vida que tan bien nos habla Dios.

LECTURAS

  • Deuteronomio (18,15-20)
  • Sal 94,1.2.6-7.8-9
  • Corintios (7,32-35)
  • Marcos (1,21-28)

Que los espíritus inmundos conozcan la verdadera identidad de Jesús y el efecto liberador de su misión, sugiere que la evangelización, el compromiso cristiano, le vida coherente con la fe son efectivas, tienen consecuencias. La palabra que Cristo nos trae y que Él mismo es, desencadena una fuerza de libertad espiritual que transforma las condiciones de la vida de aquellos que la poseen y de cuantos se benefician de ella. Por eso, la injusticia, la mentira, la superficialidad y cualquier otra forma de encadenamiento y negación de la dignidad de los hijos de Dios se remueven ante la presencia y la acción del amor hecho denuncia, solidaridad y profunda compasión.

Y esta es la autoridad de la fe. No la de una roca inamovible, no es la autoridad del rayo que cae fulminante del cielo. Es la autoridad curativa y revitalizadora, que por ser vida está en movimiento y no se deja apresar por las seguidades inconmovibles. Para expulsar el mal y sanar hay que tener compasión y cercanía con aquellos a quienes quieres servir con la verdad del Evangelio, la verdad autorizada que no autoritaria de Jesús. Frente a quienes confunden creer con estar en posesión de la verdad, la predicación del Reino de Dios que hace Jesús en Galilea es antes acción que palabras, es más amor que prepotencia. Este es el manual de la misión y el magisterio del creyente, aquí está la fuerza de la Iglesia y su mejor carta de presentación: obras son amores...

Con motivo de la Presentación del Señor (2 de febrero, la candelaria) la Iglesia da gracias a Dios por la vida religiosa, por las mujeres y hombres que de manera integral y para toda la vida se han entregado al servicio de Dios. Esta entrega la verifican con la autoridad de los hechos, del testimonio de sus propias vidas entre los pobres, los enfermos, en la educación o la atención a los privados de libertad... Aquí en nuestra parroquia contamos con la presencia iluminadora de las Apostólicas del Corazón de Jesús, por las que oramos y con las que compartimos la vida de fe, caridad y esperanza. Pedimos al Espíritu que suscite, aliente y acompañe nuevas vocaciones a la vida consagrada.

DOMINGO 24 DE ENERO: III DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B) DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

 

Dice el salmo 24: "Señor enséñame tus caminos". Son los caminos de la lealtad, la rectitud, la humildad, la ternura, la misericordia, la conversióin del pecador. Caminos de plena humanidad, la de los que viven como hijos de Dios. Caminos múltiples que se entrecruzan y que hacen posible avanzar en el desierto, llegar a nuestra meta habiéndonos reportado en su andadura, crecimiento, maduración.

COVID 19: Ante las nuevas medidas decretadas por la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha para evitar los contagios, se suprime en la parroquia toda actividad presencial fuera de la celebración de la Eucaristía, que permanece con el mismo horario y el mismo aforo en el templo (40% = 72 personas).

LECTURAS

  • Jonás (3,1-5.10)
  • Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9
  • Corintios (7,29-31)

Este domingo IIIº de Tiempo Ordinario es el elegido por el papa Francisco para que toda la Iglesia celebre la centralidad, prioridad y vitalidad de la Palabra de Dios en la vida del cristiano (Carta Apostólica Aperuit illis, 30 de septiembre de 2019). Y en este ciclo coincide con la afirmación que hace Marcos del arraigo que tiene la predicación de Jesús en el presente, en la vida real de cada época. Con la mirada puesta en un futuro de plenitud, pero con las manos y los pies bien plantados en el hoy que hemos de iluminar con nuestra fe activa y comprometida. Esta dimensión de actualidad y relevancia se corresponde con el carácter también actuante y transformador que tiene la comunicación de Dios con la humanidad de todos los tiempos.

Para el Cristianismo, que no cree en la reencarnación, el momento presente es apremiante. No hay que interpretar las palabras de san Pablo (I Corintios 7,29-31) en el sentido de vivir sin compromiso con las circunstancias personales y familiares, pero sí que acierta en atisbar que dichas circunstancias no son un absoluto y que, por ello mismo, nuestro compromiso para con ellas (familia, trabajo, bienes materiales...) debe apuntar a lo que sí es absoluto, dar lo mejor de nosotros mismos para servir y hacer felices a cuantas más personas podamos. Y a eso es a lo que nos llama, junto con sus apóstoles, el Señor Jesús. "Pescadores de hombres", recuperadores de humanidad, restauradores de la dignidad insobornable de toda persona, sanadores de entrañas maltrechas... Para esas tareas sí merece la pena empeñar todas las energías, siempre sin caer en obsesiones que absolutizan el último paso cuando lo importante es la meta hacia la que caminamos, siguiendo al que va delante, el que nos llamó y le dio un sentido ilusionante y generoso al tiempo presente, porque lo llenó de su futuro, el del Reino de Dios. Como Jesús, nos toca ocupar nuestro lugar y desarrollar nuestra tarea, no podemos retirarnos a los cuarteles de invierno ni recluirnos en una aislada interioridad: "Cuando arrestaron a Juan, Jesús fue a Galilea y empezó a anunciar el Evangelio".

Tiene razón el papa Francisco y muchos otros cuando dicen que la Iglesia no es una ONG, porque su actividad social, solidaria y transformadora de las condiciones de vida para millones de hermanos en todo el mundo, tiene una alma creyente, orante, empapada de la unión con el Padre que Cristo ofrece a los que le seguimos. Pero, que tampoco se engañe nadie, porque sin compromiso, sin acción, sin auténtica y efectiva preocupación por los pobres y los que nos necesitan no hay fe verdadera ni cristianismo cristiano, ni Iglesia fiel a lo que su Señor y Maestro le encomendó.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EMPEZANDO DESDE GALILEA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA



DOMINGO 17 DE ENERO: II DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 

Dos árboles, con sus dos troncos y, subterráneas, sus propias raíces, pero una sola copa. Se dan en la naturaleza estas formas sugerentes de unir sin fusionar, de simbiosis. Una imagen de la convivencia fructífera, que lejos de disminuir o anular hace crecer y, con creatividad, enriquece la vida propia y de los demás. Así es la vocación y el segumiento de Jesucristo, se basa en la vida y la misión compartidas, resulta de la complidad madurada en la comunión y el día a día de lo que se vive juntos. Así fue para los primeros discípulos y así debe serlo para nosotros hoy también.

LECTURAS

  • I Samuel (3,3b-10. 19)
  • Sal 39,2.4ab.7.8-9.10
  • Corintios (6,13c-15a.17-20)
  • Juan (1,35-42)

A unos se los presenta el propio Juan Bautista, a otros algunos de los que ya lo han conocido, y así, de boca en boca, por la humana y cálida transmisión del testimonio y la dicha compartida, Jesús se da a conocer. Pero a todos, vengan de donde vengan, Jesús les pregunta: "¿Qué buscáis?" De esa búsqueda personal e intransferible, de la conciencia que tengamos de lo que necesitamos, de cuanto nos falta y anhelamos, dependerá lo que encontremos en Jesús. A poco que nos dejemos conocer por Él, nos reportará acceso a nuestra más auténtica identidad ("Tú eres Pedro") y una misión que es la misma del propio Jesús: "venid y lo veréis". El seguimiento de Jesús, la vocación cristiana, la pertenencia a la Iglesia, el compromiso con el Reino, parten de esa convivencia y se vive con la naturalidad de quien comparte y permanece con quien nos llama y realiza con su vida la verdad que promete.

Pero, este carácter comunitario y misional de la vocación bautismal, y por ende sacerdotal, no se reduce a la intimidad espiritual con Dios, ni a la edificación de la Iglesia, también lo es con la sociedad de la que nos sentimos parte y a la que somos enviados para anunciar el Evangelio. Aun cuando sea una vocación contemplativa, ministerial (dedicado a trabajar para la propia Iglesia) o intelectual (los teólogos tan necesarios como a veces ausentes de la vida pastoral y del gobierno eclesial) es siempre una llamada en medio del mundo y al servicio de las personas todas. Por eso sería una contradicción vivir la fe y la misión cristianas alejados de la realidad y de espaldas a la actualidad. El tufillo catastrofista, que no sanamente apocalíptico, con el que a veces se predica solo de los defectos, carencias y perversiones de nuestra cultura, de la sociedad actual, de la educación, de los jóvenes, de los medios de comunicación... lejos de respirar la sana veta crítica y alternativa del Evangelio, puede convertirse en un amargamiento de la imprescindible inmersión en el medio que se quiere evangelizar. Ni todo es malo en el mundo actual, ni tampoco está exento de direcciones peligrosas que es nuestro deber denunciar. Pero de ahí a ese maniqueismo que no encuentra, también en nuestra hora, las omnipresentes "semillas del Verbo", hay un trecho que debiéramos desandar. Y es que Dios, aunque nos llame en el templo como a Samuel, en medio de una crisis personal como a san Pablo, o en el camino de un lugar a otro, como los discípulos del Bautista que buscan a Jesús, incluso faenando como en la llamada a los apóstoles en los sinópticos... siempre será una vocaación de encuentro con los otros para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios que nos habita y espera a cada hora y en cada esquina de la vida.

DOMINGO 9 DE ENERO: EL BAUTISMO DEL SEÑOR (CICLO B)

El Baustimo de Jesús, como el nuestro, es solo una estación, ni siquiera es el verdadero origen de nuestro itinerario cristiano, pues antes vienen otras paradas que empiezan incluso antes de nacer, cuando las familias deciden como educar a los hijos. Pero es una nudo de comunicaciones muy importante, por ahí pasa la línea circular de la relación de Dios con la persona, también la de la pertenencia a la Iglesia como miembros de pleno derecho en ingualdad de dignidad a todos los cristianos, y está el recorrido de los siete sacramentos, y la línea de la misión de los cristianos en el mundo... como se ve, una tupida red de direcciones, todas complementarias e intercomunicadas.

LECTURAS

  •  Isaías (42,1-4.6-7)
  • Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10
  • Hechos de los Apóstoles (10,34-38)
  • Marcos (1,7-11)

El bautismo de Jesús en el Jordán no fue el bautismo cristiano, pero lo anticipó. Todavía quedaban muchos pasos por dar en este viaje de ida y vuelta a Galilea, pasando por Jerusalén. Entre el bautismo con agua y el bautismo en el Espíritu, Jesús tendrá que afrontar decepciones y llevar más de una cruz hasta la del calvario, que es donde prenderá, resurrección mediante, un bautismo no solo de conversión, sino de pleno renacimiento. Contemplar la escena del bautismo de Jesús y la figura precursora del Bautismo, nos debería ayudar a comprender toda nuestra vida cristiana como el desarrollo paulatino de esas posibilidades para una nueva humanidad que nos ofrece bautizarnos en Cristo. No nos bautizamos ya en el Jordán, sino en la Pascua salvadora que da pleno cumplimiento a lo que otros profetas anunciaron, Juan señaló y Jesús llevó al buen término, que es justo donde nosotros hemos de comenzar.

Solo el Padre puede decirnos quién es el Hijo, sólo el Padre puede confirmarle a Jesús que él es el Hijo. Del mismo modo que conociendo la verdadera identidad de Jesús, el Bautista encuentra su propia identidad ("yo no soy el mesías, ni Elías, ni el profeta") cada uno de nosotros encontramos en Jesús las pistas para descubrirnos e identificar nuestra misión. Y esa claridad con la que el Hijo nos devuelve nuestro verdadero rostro, el nombre más profundo y el sentido de nuestras horas, le viene de su conciencia de proximidad y complicidad con el Padre. Los seguidores de Cristo nos bautizamos con Él en la íntima confianza que da ser hijos, ser amados del Padre.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: PUEBLO DE DIOS EN SALIDA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

6 DE ENERO: EPIFANÍA

 
Hasta en el agua dejan huellas los buscadores de la verdad que da vida, de la etenidad que se hace accesible en lo pequeño, débil y cotidiano. En tiempos de populismos nacionalistas y xenófobos, racistas y supremacistas, reconocer que todos venimos de África, que Jesús era judío, que el Reino desbordó los límites de la ley y el amor los de todos los prejuicios, puede ayudarnos a recuperar la fraternidad universal, esa que el papa predica en Fratelli tutti y que Cristo supuso, como luz de los pueblos para todos los que acogen su Evangelio.

LECTURAS

  • Isaías (60,1-6)
  • Sal 71
  • Efesios (3,2-3a.5-6)
  • Mateo (2,1-12)

Visibilidad, que no publicidad ni ostentación, la Epifanía del Señor pone a la vista que lo que trae de parte de Dios no es un secreto inaccesible, sino una pública oferta de salvación. Por eso no se quedó Jesús en el desierto, sino que se acercó, por los caminos de Galilea y las calles de pueblos y ciudades, a todos los que quisieran escuchar que Dios es Padre, que nos ama y, por eso mismo, nos pide para con los otros un trato de fraternidad. Las lacras del racismo y la xenofobia, a costa del olvido de que todos fuimos emigrantes y de que la Tierra es de todos, amenaza nuestra verdadera humanidad, además de poner en peligro la justicia, la solidaridad y el necesario enriquecimiento que aporta el encuentro de los pueblos. Por eso, hoy más que nunca la estrella que debe guiar nuestros pasos y adoración del Dios que se ha hecho visible en Jesús de Nazaret, deben pasar por tender lazos de fraternidad y evitar la tentación de los sentimientos y expresiones exclusivistas e inhospitalarias. 

DOMINGO 3 DE ENERO: II DE NAVIDAD

Este es el campo de refugiados organizado por el gobierno griego tras el incendio del campamento de Moria, en la isla de Lesbos. Dentro de lo que cabe, una imagen limpia y ordenada, pero la vida de los refugiados y otros inmigrantes no deja de ser le cara oculta de un mundo que se quiere desarrollado, amante de la libertad, democrático y progresista... La palabra que acampó entre nosotros debe tener también una tienda entre las que habitan familias desahuciadas por la pobreza y las guerras. La palabra que se hizo carne no fue recibida por los suyos. La palabra que es luz en medio de las tinieblas, nos reclama una atención y disponibilidad para la acogida, la hospitalidad y la solidaridad. Si no, allí se quedará entre las tiendas de campaña de los que no tienen nada.

LECTURAS

  •  Eclesiástico (24,1-2.8-12)
  • Sal 147,12-13.14-15.19-20
  • Efesios (1,3-6.15-18)
  • Juan (1,1-18)

Ya hemos tenido ocasión de leer el prólogo de San Juan el día de Navidad y el jueves de la Octava de Navidad. Y de nuevo, en este segundo domingo de Navidad, con insistencia que busca la perseverancia de la contemplación, la liturgia vuelve a proponer el decisivo texto que abre el cuarto Evangelio: Dios es palabra, la palabra de Dios es creadora, la palabra que estaba con Dios se ha incardinado entre nosotros, se ha hecho humanidad y ha acampado en la historia. Junto a la confesión ferviente de la divinidad de la Palabra que es Cristo, sin menoscabo ni contradicción para su origen divino, se afirma la encarnación, la inmersión de Dios en nuestra realidad histórica y antropológica. 

Esta irrupción y convivencia del Verbo divino con nosotros se abre en múltiples direcciones: espirituales ("les de da el poder de hacerse hijos de Dios"); solidarias ("y acampó entre nosotros"); eclesiales ("para dar testimonio de la luz")... Y en todas las direcciones que avancemos siguiendo la estela encarnacional de la Palabra que estaba con Dios y que nos ofrece la única visibilidad del invisible, podremos experimentar que más allá de las normas, de la ley que se dio por Moisés, está la incesante donación de gracia por parte de Cristo, para que podamos reconocerle, seguirle y encarnar también nuestra fe en esta realidad tan herida por el egoísmo, la injusticia, la fragilidades múltiples, las múltiples soledades. 

Si Dios ha realizado este movimiento de proximidad a nuestras vidas y sus críticas circunstancias; si de lo divino ha viajado a lo humano para iluminarlo desde dentro; si de la inaccesibilidad invisible ha virado hacia su presencia en medio de nosotros, en el rostros del hermano... ¿no vamos a ser capaces de levantarnos para abrir la puerta al que llama por su necesidad y menesterosidad?, ¿nos va a ser imposible unirnos en las cosas esenciales como la salud, la justicia y la solidaridad?, ¿seguiremos sin dar el paso evolutivo que nos capacita como hijos de Dios para construir la fraternidad? Sí, merece la pena, aunque sea reitararivo, leer, medita, contemplar y sacar conclusiones de esta gesta por parte de Dios que nos muestra, reverente y solemne, el inicio del evangelio de Juan.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: VIDA NUEVA PARA EL NUEVO AÑO


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

1 DE ENERO. SANTA MARÍA MADRE DE DIOS. JORNADA POR LA PAZ

 

La solidaridad expresa concretamente el amor por el otro, no como un sentimiento vago, sino como «determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos». La solidaridad nos ayuda a ver al otro —entendido como persona o, en sentido más amplio, como pueblo o nación— no como una estadística, o un medio para ser explotado y luego desechado cuando ya no es útil, sino como nuestro prójimo, compañero de camino, llamado a participar, como nosotros, en el banquete de la vida al que todos están invitados igualmente por Dios. (Mensaje para la LIV Jornada Mundial de la Paz)

LECTURAS

  • Números (6,22-27)
  • Sal 66
  • Gálatas (4,4-7)
  • Lucas (2,16-21)

¿Qué encontraron los pastores cuando llegaron a Belén? A un niño acostado en un pesebre, a una madre y un padre con él. Encontraron, en medio de la pobreza, cuidado, cariño, protección, atención, ternura... y es ahí donde el ángel les dijo que encontrarían al salvador que le había nacido al mundo. A veces pensamos en la la solidaridad como una gesta heroica, en la encarnación de Dios como un milagro refulgente, en la fe como una extraordinaria y original peculiaridad que nos hace especiales. Pero Dios se hizo humanidad con sencillez, nació el hijo de Dios como debieran nacer todos los niños, rodeado de amor; y Santa María, madre de Dios, lo es empezando por hacer lo que toda madre y todo padre deben hacer: cuidar. 

El papa Francisco nos propone para esta Jornada Mundial de la paz una "brújula" de principios personales y sociales: 

  • El cuidado como promoción de la dignidad y de los derechos de la persona
  • El cuidado del bien común.
  • El cuidado mediante la solidaridad.
  • El cuidado y la protección de la Creación.
Cuatro puntos cardinales para que el mundo entero, la humanidad unida, se oriente hacia la paz. Y para conseguirlo propone a los cristianos que vivamos y compartamos nuestra visión de Dios como creador y cuidador, de Jesús como entregado al cuidado de los más débiles, de los seguidores de Cristo que pusieron la caridad en el centro de su vida comunitaria. Y junto a todo ello, nos recuerda el Evangelio, María guarda cada detalle en su corazón para que no se pierda nada de lo que Dios ha hecho realidad en su Hijo Jesucristo con la aportación de ella misma y de todos los que se convertirán en discípulos suyos.

LIV JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ: LA CULTURA DEL CUIDADO COMO CAMINO DE PAZ


DOMINGO 27 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA

San José parece decirle al abuelo San Joaquíen que no inquiete a la madre con las dificultades venideras, o tal vez la está bendiciendo para que Santa María afronte lo que tenga que ser, con mismas esperanza y disponibilidad que aceptó el anuncio del ángel. Con más ternura, la abuela Santa Ana pone su cariño en la caricia y el niño se la devuelve con la mirada de quien, como le ocurre a todos los niños, sabe distinguir la fuerza protectora que hay en el amor de nuetsros mayores por los más pequeños. Este año, la Jornada de la Sagrada Familia pone en su corazón a aquellos que llevan en su corazón fatigado por los años las alegrías y tristezas de la familia, nuestros mayores.

LECTURAS

  • Eclesiástico (3,2-6.12-14)
  • Sal 127
  • Colosenses (3,12-21)
  • Lucas (2,22-40)

Jesús, María y José, en Belén o en Nazaret, del nacimiento a la cruz, la realidad de la familia extiende su manto mucho más allá de los límites del espacio y el tiempo, por encima de las limitaciones económicas y de la salud. Son las familias las que han soportado con su red de solidaridad interna y transgeneracional las muchas penurias que las diferentes crisis de la vida han impuesto a sus miembros. Y han sido, sobre todo los mayores, los abuelos, quienes más sacrificios han soportado. Ellos han mantenido con sus pensiones y con sus sacrificios, con su apoyo en la crianza de los niños, sus consejos a los hijos, su ternura para con los nietos, los vínculos que nos unen a la tierra, al día a día, pero también las aspiraciones de elevar hacia Dios nuestra búsqueda de plenitud. ¡Cuantos menores han sido bautizados y han venido a la catequesis de Primera Comunión, porque los abuelos insistieron!, sabiendo que lo más importante no es lo que llevamos puesto ni lo que guardamos en el banco, sino lo que somos a duras penas y lo que necesitamos además de lo material, más que lo material. Por eso merecen nuestro homenaje, pero empezando por el justo reconocimiento de sus derechos a una salud y unos cuidados a la altura de lo mucho que nos han dado. En memoria de la sagrada familia de Jesús, la Iglesia quiere también pagar su deuda de gratitud con esa tarea catequética, espiritual y de socorro que los mayores han realizado también dentro de esta otra familia que es la comunidad cristiana.

LECTIO DIVINA DE SSAN ROQUE DE HELLIN: CUMPLIR LA PROMESA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

"JESÚS, MARÍA Y JOSÉ. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA". Libro de Joaquín Arnau Amo que el Día de la Sagrada Familia será puesto a la venta en la parroquia de Santo Domingo con el fin de recaudar fondos para la misión de Puerto Cabeza en Nicaragua, asolada por los recientes huracanes.

 


25 DE DICIEMBRE. NAVIDAD


La Natividad, Mateo Gaddi, 1325. San José descansa pero su mente y su corazón están dándole vueltas a las tareas de padre, esposo y custodio. María, solícita, pero con calma y dominio de la situación, vela y cuida, protege y acuna.  El resto de los personajes, animales y ángeles incluidos, se superponen en distintas capas de profundidad para escalonar y enmarcar en la historia y las relaciones, la terna afectiva y salvífica que forman Jesús, María y José. Hay diferentes niveles de cercanía, profundidad y adentramiento para que cada uno encuentre su lugar. Y otra Navidad más, cada cristiano contempla la escena para hallar su propio papel en la historia de comunicación entre Dios y los hombres, en la que se encuandra, como una escena primeriza, el relato del nacimiento del Salvador. Este año, por la pandemia, en nuestra parroquia sustituiremos la misa del Gallo del 24 de diciembre por una Eucaristía de esperanza y gratitud a las 19h.

LECTURAS

  •  Isaías (52,7-10)
  • Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6
  • Hebreos (1,1-6)
  • Juan (1,1-18)

Sí, de muchas maneras y en diferentes épocas, habló Dios a la humanidad. Pero ahora es la definitiva -que no la última, porque Dios no deja de hablarnos- pues lo ha hecho en la realidad humana del hombre Jesús de Nazaret, en la que se encarna la Palabra creadora y reveladora por la que el Padre nos hace llegar su deseo de comunión con nosotros: "Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros". El prólogo de San Juan traza la línea descendente que va de Dios a la carne y la historia. Y Cristo, cercanía y transparencia de lo divino, recorre esa línea para ayudarnos a que nosotros la podamos, a nuestro tiempo, remontar en sentido ascendente, de la materialiad y el tiempo a la plenitud eterna: "les da el poder de ser hijos de Dios". Cada Navidad es para los creyentes una ocasión para retomar el empeño de ascender por la vía de la humildad y el abajamiento, por la escala del servicio y la fraternidad. Un recorrido que supone tomar partido por la luz frente a las tinieblas, por la acogida y la vida frente a la soledad y la muerte. 

Celebrar la Navidad con fe en lo que Jesucristo nos alcanza con su vida, muerte y resurrección, debiera ser renovar nuestra esperanza de que cada uno y todos juntos, podemos encarnar en nuestras historias compartidas el deseo divino de compartir con nosotros su caridad infinita y la propuesta, no menos divina, de que nos reencontremos como hermanos y, como tales, nos cuidemos, respetemos y socorramos. Es, por tanto, la Navidad, una ilusionante apuesta por el día de mañana que hoy hemos de adelantar. La apuesta decidida y comprometida por un mundo sin excluidos, por unas ciudades sin asentamientos de personas sin hogar, por una relación respetuosa con la naturaleza y un fortalecido interés por la espiritualidad que necesitamos para conseguir todo lo demás.

Pedimos a Dios para que la alegría esperanzadora de una nueva humanidad, "nacida de Dios", haga posible en nuestro mundo y en la hora presente los dones de la paz y la fraternidad. Así lo pedimos para todos los pueblos de la tierra, convencidos de que somos "todos hermanos".