Entre la mirada compasiva de la Virgen Madre y el gesto grave del Señor de la historia, Nuestro Señor Jesucristo, dista un espacio que llenará el movimiento de salvación, de juicio, reparación y plenitud que sólo Dios puede llevar a cumplimiento. Más que ira vengativa, el gesto del Hijo que pintara Miguel Ángel en la capilla Sixtina, es de saturación, de hartazgo: ya basta, parece decir a todas las generaciones pasadas, del presente y por venir; "¿no sobra ya tanto mal?; ¿es que no han sido suficientes para cambiar el rumbo de la humanidad mis palabras y las llagas que certifican mi pasión en la cruz, después de los anuncios de todos los profetas?... pues hay una hora que no tendrá continuidad y esa hora debiera ser par ti, esta que vives y en la que tienes que decidir"
LAS COLECTAS DE ESTE DOMINGO EN TODA LA IGLESIA ESPAÑOLA SERÁN DESTINADAS A LOS DAMNIFICADOS POR LA DANA EN VALENCIA
ESTE FIN DE SEMANA ES LA RECOGIDA DE AYUDA DEL BANCO DE ALIMENTOS EN LOS SUPERMERCADOS
LECTURAS
- Daniel 7, 13-14
- Sal. 92, 1ab. 1c-2. 5 R: El Señor reina, vestido de majestad.
- Apocalipsis 1, 5-8
- Juan 18, 33b-37
El reino de Jesús, ese que no es de este mundo, es el reino de la verdad. Jesús da testimonio con su vida de que es verdad el amor del Padre, de que es verdadera la persona que se sustenta en el amor, que la verdad última de la vida está en lo que hemos dado y en cómo nos hemos dado. El reino de Jesús, el reinado de Dios no es una verdad teórica, una fórmula o doctrina, ni una ideología o un análisis exclusivo de la economía, la cultura y la sociedad, por eso debemos huir de posturas intransigentes y soberbias. Se trata del efecto vivificador que tienen la fraternidad efectiva y la confianza en el Dios que nos hace hermanos. Por eso, no abandonamos en una fuga espiritualista nuestra responsabilidad para con el mundo y su actualidad herida. Porque sabemos que su destino último trasciende las respuestas provisionales que demos aquí y ahora, aunque se anticipa en esas respuestas solidarias y compasivas con las que, aquí y ahora, seguimos avannzando en la espera y la celebración de la verdad última de Dios.