DOMINGO 6 DE ABRIL: V DE CUARESMA (CICLO C)

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Este pasaje tan importante y querido de la mujer adúltera (Jn 8, 1-11), importante y querido porque expresa de manera radical la apuesta de Jesús por la misericordia, parece ser que se añadió posteriormente, no se sabe cuando, al cuarto evangelio. Siendo el evangelio de Juan una obra cuyo resultado final supone hasta tres redactores con sus respectivas añadiduras, no desentona esta adicción. Pero, en este caso es posterior a la elaboración completa del evangelio. Aún con esas, por fortuna, aquí lo tenemos, con su clara inclusión de todos bajo la influencia del pecado (que nos recuerda lo que leímos en Lucas el tercer domingo de Cuaresma) y la consiguiente desautorización de una pretendida superioridad moral en virtud de la identidad o pertenencia religiosa: es más coherente e inteligente, es más realista ser comprensivos e indulgentes.

LECTURAS

  • Is 43, 16-21. Mirad que realizo algo nuevo; daré de beber a mi pueblo.
  • Sal 125. R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
  • Flp 3, 8-14. Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte.
  • Jn 8, 1-11. El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

La misericordia, según el tenor de estra tradición independiente, no se debe exclusivamente a la bondad y el desbordamiento del amor. Es cosa también de justicia, una justicia mayor, de una sabiduría superior, una comprensión más  integral y humanista del humano proceder, pues habiendo pecado todos, no estamos en condiciones de condenar, sino de ejercer la misma clemencia que necesitamos. Es una misericordia entrañable, cordial, pero también inteligente y proporcionada con la universalidad del pecado y la difícil imparcialidad con la que podríamos juzgar la conciencia de los demás. Ni que decir tiene que el hecho de que sea una mujer la acusada, fortalece el carácter de justicia superior como efecto de la aplicación de la misericordia. Aunque también es justo reconocer que la Ley de Moisés condenaba a muerte tanto al adúltero como a la adúltera (Lv 20, 10; Dt 22, 22-24) Razón de más para apuntar a la intencionalidad del texto al aludir sólo a una acusada y querer así defenderla de la tendencia sultural a la discriminación de la mujer. Y junto a todos estos aspectos, la afirmación del efecto educativo, transformador, que debe tener la experiencia de la misericordia: "en adelante no peques más".

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: CARIDAD

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: JESÚS AMIGO DE LA MUJER

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: UNA LLAMADA AL PERDÓN Y LA CONVERSIÓN

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DOMINGO 30 DE MARZO: IV DE CUARESMA (CICLO C)

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Lucas administra con prodigalidad el carácter misericordioso de Jesús y su Evangelio. Como esas ambulancias que sor Lucía Caram está llevando a Ucrania, este evangelista va repartiendo árnica y dispensando analgésicos a lo largo de toda su versión de la vida y mensaje de Cristo. Suaviza la imagen deplorable que Marcos va dibujando de los discípulos, quita hierro a la inquina anti judía de Mateo y de Juan, matiza y elimina aspectos duros de la pasión del Señor, introduciendo el perdón como última enseñanza de Maestro en la cruz..., todo un dispendio de ternura y compasión desborda en este evangelio y para muestra, sus parábolas de la misericordia (Lc 15): la oveja y la moneda perdidas, el buen samaritano y la de este domingo, el hijo pródigo. Cuatro reencuentros: el hijo menor reencuentra un padre; el padre recupera un hijo; el hermano mayor es advertido de que tiene un hermano y todos reencontramos el sentido más profundo de la vida y de la fe cristiana, la misericordia, el perdón, la ternura, la compasión.

LECTURAS

  • Jos 5, 9a. 10-12. El pueblo de Dios, tras entrar en la tierra prometida, celebra la Pascua.
  • Sal 33. R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
  • 2 Cor 5, 17-21. Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo.
  • Lc 15, 1-3. 11-32. Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido.

En nuestro itinerario cuaresmal, la parábola del hijo pródigo, tras haber compartido con Jesús su decisión en favor de un mesianismo teocéntrico y servicial frente a las tentaciones del triunfalismo y la auto referencialidad; luego de contemplar la transformación que Jesús y los discípulos experimentan en la Transfiguración como anticipo y sentido de la vida que vencerá el odio y la muerte; después de la advertencia de que la conversión no es necesaria sólo para los pecadores rematados, sino para todo seguidor que quiera dar fruto... viene ahora el contenido al que apuntan la decisión, la transformación y la renovación de nuestra conversión permanente: el amor. Un amor que se concreta en el perdón y nos permite reencontrar nuestra identidad y vocación más profundas, la de hijos y hermanos entrelazados por la misericordia. Un amor que como nos decía muy acertadamente nuestro obispo electo en su mensaje de saludo a la diócesis, tiene rostros y nombres. Es el reencuentro de la concreción, realismo y cotidianidad del amor verdadero, como el que Dios nos tiene, como el que Jesucristo nos propone.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: PERDÓN

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: CÓMO EXPERIMENTA JESÚS A DIOS

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: PONTE UNA NARIZ ROJA

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DOMINGO 23 DE MARZO: III DE CUARESMA (CICLO C)

 
Más allá del significado escatológico de este ultimátum, "si no os convertís pereceréis de la misma manera", la advertencia de Cristo, leída desde todo el itinerario espiritual que él nos propone, exige el discernimiento de cuáles son nuestros objetivos y prioridades en la vida. Separadas las incidencias de la vida de su posible interpretación como premio o castigo por parte de Dios (teoría retributiva) Jesús predica y vive una comunión integral con Dios y su proyecto de salvación: el Reino de Dios. En este plano general del seguimiento discipular de Cristo, la conversión nos ha de librar de errar la meta y confundir los falsos absolutos que nos presenta la vida, para elegir la verdaderamente esencial: Dios y su apuesta por el amor que se hace realidad en la fraternidad.

LECTURAS

  • Ex 3, 1-8a. 13-15. “Yo soy” me envía a vosotros.
  • Sal 102. R. El Señor es compasivo y misericordioso.
  • 1 Cor 10, 1-6. 10-12. La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro.
  • Lc 13, 1-9. Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

No, no somos más justos que los demás, ni más buenos, ni estamos a salvo por nuestros méritos de que nos pase lo que nos tenga que pasar por ley de vida. Y nos tenemos que convertir no para librarnos de cualquier mal que nos pueda sobrevenir, sino para corresponder al que más nos amó, a Dios que nos amó antes y mejor. La imagen desoladora del descendimiento de Cristo muerto nos invita a mirar nuestra necesidad de cambio y superación, de vuelta a Dios y a la fidelidad a su Palabra, no por el miedo al castigo, sino por la gratitud hacia lo que significa este cuerpo inerte: “tanto nos amó Dios que nos entregó a su Hijo unigénito”.
Y después de tanto tiempo meditando el misterio de la muerte y la resurrección de Jesucristo, el interrogante que brota de la cruz y el sepulcro vacío y la provocación de la afirmación de su vida después de la cruz, todavía no acabamos de dar fruto. Ante tanta persistencia de nuestra dureza de espíritu y nuestra falta de conversión, una y otra vez, esta muerte y la resurrección que la vencerá, renuevan la fe del viñador eterno: “déjala todavía este año…, a ver si da fruto”.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: CONVERSIÓN

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: ¿PARA 

QUÉ UNA HIGUERA ESTÉRIL?

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: UNA NUEVA OPORTUNIDAD

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DOMINGO 16 DE MARZO: II CUARESMA (CICLO C). DÍA DEL SEMINARIO


Quien se pone en contacto con el Dios de Jesucristo; el que a través de la vida, muerte y resurrección del Hijo de Dios entra en la intimidad dialogal y amorosa del Dios uno y trino, ve su propio rostro y su alma, su destino y su moral transformadas. Porque, a diferencia del Dios del Sinaí, que ver su rostro era morir, el Padre nos da vida de la verdadera, de la que vence a la muerte y da sentido a nuestros días y nuestros años. Pero para entrar en la presencia de este Dios amoroso que Jesucristo nos acerca, hay que subir al monte, como hay que ir al desierto: hay que orar, meditar, contemplar. Este trabajo de la fe que se pone a la escucha de la palabra de Dios que resuena proxima y comprometedora en su Hijo, nos trasformará a su imagen y semejenza, es decir, nos hará dóciles a la gracia, perseverantes en el amor, constantes en la oración, anclados en su esperanza.

DÍA DEL SEMINARIO

LECTURAS

- Gen 15, 5-12. 17-18. Dios inició un pacto fiel con Abrahán.
- Sal 26. R. El Señor es mi luz y mi salvación.
- Flp 3, 17 — 4, 1. Cristo nos configurará según su cuerpo glorioso.
- Lc 9, 28b-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.

Hacernos en Cristo, esa es la meta del cristiano, ese es el efecto deseable de ser discípulos de Cristo. No debiéramos contentarnos con menos, quedarnos, tan sólo, en cumplir un expediente de normas y creencias, sin llegar a ver cómo nuestra vida entera se va asemejando poco a poco a la del Maestro que nos revela al Padre: "Hace tanto tiempo que me conoces, Felipe, y no sabes que verme a mí es ver al Padre" (Jn 14, 9). Es una transformación total, una auténtica metamorfosis, por eso Pablo no se limita a repetir enseñanzas y mandamientos, sino que apunta a este fruto logrado de la fe: "ser una misma cosa en Él" (Rm 6, 5), "hasta que Cristo se forme en nosotros" (Gal 4, 19: donec formetur Christus in vobis, que, por cierto,  era el lema del primer obispo de Albacete, don Arturo Tabera). 

Claro está que éste, como toda metamorfosis, es un proceso paulatino, que tiene sus etapas y requiere su tiempo. Este proceso de cambio o conversión tiene condiciones: la contemplación orante y comprometida de Cristo, rostro del Padre; el seguimiento del maestro por las sendas del amor y el servicio; la disponibilidad total a la Palabra de Dios; la comunión fraterna y corresponsable con los suyos y la misión que comparten; el amor generoso y gratuito al hermano y más al que nos necesita. Que esta Cuaresma sea un paso más en esta deseable transformación que nos ayudará a dejar atrás el "hombre viejo" para alumbrar con Cristo la humanidad nueva que tanta falta hace para alcanzar esa evolución espiritual y moral sin la cual no habrá nunca paz, ni justicia, ni verdadera humanidad.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: ORACIÓN

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: VIVIR ANTE EL MISTERIO

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: ABRIR PUERTAS

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DOMINGO 9 DE MARZO: I DE CUARESMA (CICLO C)

 

La estancia de Jesús en el desierto (las tentaciones) y su bautismo en el Jordán (la elección por parte del Padre) condensan simbólica y teológicamente el periodo de formación espiritual de Jesús. La aceptación por su parte de la vocación que viene del Padre, ha germinado paulatinamente en el Hijo de Dios desde su concepción virginal (Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres Lc 2, 51). Y ahora es confirmada con su propia decisión, con su libre determinación de bajar al desierto, de acercarse al Bautista, de incorporar su propia respuesta al Padre a la llamada de conversión de aquél profeta que también era portador de la palabra de Dios. Este tiempo de preparación y maduración se desarrolla en soledad, silencio y disponibilidad, porque aquella decisión que guiada por el Espíritu le ha traído hasta aquí, aún la tendrá que ampliar y profundizar con la distinción del tipo de mesianismo al que está llamado, y eso requiere el coraje de dejarse medir con sus propias fuerzas y calibrar su propia debilidad.

LECTURAS

- Dt 26, 4-10. Profesión de fe del pueblo elegido.
- Sal 90. R. Quédate conmigo, Señor, en la tribulación. 
- Rom 10, 8-13. Profesión de fe del que cree en Cristo.
- Lc 4, 1-13. El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.

Y acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión (Lc 4, 13) Jesús ha impuesto por ahora su determinación y perseverancia, su fidelidad y total disponibilidad a la voluntad del Padre. Pero eso no quiere decir que la tentación haya desaparecido para siempre. A lo largo de su misión de heraldo del Reino, de anticipo de la gracia que salva, una y otra vez, bajo diversas formas, le saldrá al paso la tentación de encaminar su itinerario por los derroteros del triunfalismo y la egolatría. Pero ahora, además de clarificar y distinguir con pureza de intención el tipo de mesianismo que Él encarna, ha madurado también las actitudes que harán posible su triunfo sobre el pecado y la muerte: libertad, humildad y total confianza en Dios. Esas mismas serán las actitudes que sus seguidores habremos de empeñar para vivir el Evangelio, que es la  única forma de anunciarlo: libertad contra la sumisión a los poderes de este mundo, especialmente el dinero y la violencia; humildad frente a la seducción del éxito basado en la cantidad y la imagen; total confianza en Dios en lugar de lo que llama el papa Francisco "neopelagianismo", por el que absolutizamos el valor de nuestros programas y nuestras cualidades ignorando tanto nuestra propia debilidad, como la precedencia y superioridad de la acción de Dios, de su gracia. 

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: DETERMINACIÓN

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: LUCIDEZ Y FIDELIDAD


COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: ALCANZAR SUEÑOS

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5 DE MARZO: MIÉRCOLES DE CENIZA


En su momento, que Lucas lo precisa en el tiempo y el espacio (Lc 3, 1 -2), "vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto" Aquella palabra impulsó a Juan para que predicara y bautizara. A través de la misión profética del Bautista, también Jesús escucha y responde a la Palabra que Él encarna con toda su vida. Fue el Espíritu el que llevó a Jesús al desierto (Lc 4, 1). El Espíritu Santo recorre con su aliento de vida toda la obra de Lucas, evangelio y Hechos de los Apóstoles, porque es el Espíritu el que llena a Jesús, el que lo guía y lo sostiene, el que lo vincula con los que ha llamado y enviado antes y después de su resurrección, entonces y para siempre. Y obra del Espíritu será que esta Cuaresma nos sirva de tiempo de conversión, de espacio para la escucha y la reflexión. Si al final logramos ir al desierto, será el Espíritu el que nos lleve.

LECTURAS

- Jl 2, 12-18. Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos.
- Sal 50. R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
- 2 Cor 5, 20 — 6, 2. Reconciliaos con Dios: ahora es tiempo favorable.
- Mt 6, 1-6. 16-18. Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Al hilo de los evangelios de los domingos de Cuaresma, el itinerario de reflexión, oración y celebración que os proponemos tiene una dirección centrípeta, pero, todavía más adentro ("duc in altum"): de nosotros y nuestra libertad (Decisión) al centro mismo que es Dios, Él que habita en lo más  hondo del corazón que lo recibe (Misericordia). Pasando por los efectos personales y relacionales de la decisión de ir al desierto y acoger al Dios que se nos da en Jesús: Transformación, Renovación, Reencuentro. Porque quien se decide a ir al desierto, dejándose llevar por el mismo Espíritu que condujo a Jesús, cambia de actitudes, de criterios y de prioridades. Su vida se renueva en la novedad del Evangelio y de su diferente escala de valores. Quien va al desierto y sigue al Espíritu que lo hace espacio de revelación, se reencuentra consigo mismo, con Dios que siempre estuvo con nosotros y con los otros que también nos hablan de Dios con sus testimonios y carencias.

Este hilo conductor de la Cuaresma que va de nosotros a más dentro de nosotros mismos (intimior intimo meo que dijera san Agustín) para hacernos llegar a saborear y ejercer la misericordia que Dios es, se presenta de manera reiterativa en el evangelio del Miércoles de Ceniza. No sólo para la oración, el ayuno y la limosna, para toda la vida y su polifacética actividad debería primar esa dirección de intimidad, autenticidad y sinceridad que expresa la recomendación de Jesús de vivir no para la galería y la aprobación externa sino de cara a nuestra más exigente verdad, de la que nacen la coherencia y la alegría de no ser meras imágenes, puros avatares. Pues hacia dentro y al centro, en lo profundo y para expandirnos en la misericordia vivamos, guiados por el Espíritu de Cristo esta santa Cuaresma.

L ANIVERSARIO DE LA PARROQUIA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN



DOMINGO 2 DE MARZO: VIII DE TIEMPO ORDINARIO

 
Al igual que el ya difunto Julio Anguita (descanse en paz) repetía machacón el mantra de "Programa, programa, programa", en esto de la fe y la espiritualidad, pareciera que Jesús nos dice insistente: "itinerario,  itinerario, itinerario". Esta idea del itinerario supone varias verdades fundamentales sobre la esencia de cristianismo: es un proceso, es una experiencia, tiene etapas y siempre depende de las decisiones que a cada momento hayamos de tomar. Pero también: hay un mapa (el Evangelio), hay un acompañante y guía (Jesucristo) y contamos con un equipo de marcha: la Iglesia. 

LECTURAS

  • Eclo 27, 4-7. No elogies a nadie antes de oírlo hablar.
  • Sal 91. R. Es bueno darte gracias, Señor.
  • 1 Cor 15, 54-58. Nos da la victoria por medio de Jesucristo.
  • Lc 6, 39-45. De lo que rebosa el corazón habla la boca.

Si superamos la tentación de leer las recomendaciones de Jesús como normas legales o meras jaculatorias devocionales, veremos por debajo de todas ellas y como horizonte al que todas tienden la comprensión de la vida y de la fe como una realidad inseparable. De esta unidad de fe y vida se desprende que lo que creemos es una forma de vivir y que sólo desde la experiencia la fe y la espiritualidad son verdaderamente ellas mismas. Y decir experiencia es decir historia personal y social, individualidad y relaciones, aspiraciones y necesidades básicas, ideas y sentimientos... Por eso Jesús nos habla de la necesidad de un guía y del acompañamiento; de la importancia de llevar al terreno de la moral cotidiana lo que creemos para que no se queden en principios vacío; del fin, objetivo o meta de todo lo que llevamos entre manos: atesorar en el corazón toda la bondad posible, que será lo que demos y lo que permanecerá en la cosecha eterna de Dios.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: VIVIR EL EVANGELIO

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: LA FALTA DE VERDAD SOCAVA LOS PILARES DE LA CONCIENCIA MORAL Y LA CONVIVENCIA

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: LA PALABRA, EL FRUTO Y LA CEGUERA

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DOMINGO 23 DE FEBRERO: VII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 

Es la ayuda, claro que sí, pero sobre todo es la sonrisa, y el abrazo, y el semblante franco y abierto, alegre y amistoso. De esto se trata, por aqui va lo esencial del Evangelio y lo prioritario de la moral cristiana. Y será con los inmigrantes, con los niños y los mayores, con los vecinos y la familia, porque la misericordia y la ternura, el perdón y la caridad tienen un destino universal, como el de los bienes, como la vida. Lo que no será ni pasará es que la novedad del amor se quede infecunda o paralizada, porque su efecto siempre es transformador, para todos, sin sujetos pacientes, todos protagonistas y todos destinatarios. Esto no nos dejará indiferentes, no debiéramos pasarlo por alto: el amor es lo más importante.

LECTURAS

  • 1 Sam 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23. El Señor te ha entregado hoy en mi poder, pero yo no he querido extender la mano.
  • Sal 102. R. El Señor es compasivo y misericordioso.
  • 1 Cor 15, 45-49. Lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
  • Lc 6, 27-38. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.

Aunque Nietzsche tenía sus agravios con Jesucristo y más todavía con los cristianos, sin embargo no dejó de reconocer su grandeza y su admiración por su persona, porque se atrevió a vivir diferente, porque decidió vivir su propia vida. Lo que Nietzsche no comprendió es que toda esa novedad, todo ese arrojo y determinación de Jesús, venían de su profunda conexión con Dios, de su complicidad filial con el Padre. Y cuando los que sí creemos en Cristo como el Hijo de Dios y su palabra encarnada, queremos imitarle y considerar el amor, el perdón y la caridad solidaria como nuestras máximas aspiraciones morales, tampoco debiéramos olvidar que estos valores de generosidad, misericordia y abnegación sólo con Dios son posibles, sólo por Dios alcanzan su máxima realización, sólo en Dios serán reconocidos y plemanemente correspondidos. Porque Dios es el origen y la meta de esta corriente transformadora de la vida que Jesús nos propone como ideal de vida: amar, servir y perdonar.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: EL DESAFÍO MORAL

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: AMOR AL ENEMIGO

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: DAR COLOR A LA VIDA

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DOMINGO 16 DE FEBRERO: VI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 
No se puede llegar a ningún destino sin emprender el camino y tomar una dirección. Ni el inmovilismo que nos encierra en una ciega pasividad, ni la falta de coraje para elegir la ruta y renunciar a otras vías alternativas, nos harán llegar muy lejos. Por más que lo queramos todo, se impone la elección que siempre supone renuncias. Lo que hay que tener claro es dónde queríamos ir, quiénes queremos ser. Jesús, ya lo anunció el viejo Simeón, es un signo de contradicción, una piedra de escándalo, una inaplazable toma de opción.

LECTURAS

- Jer 17, 5-8. Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor.
- Sal 1. R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
- 1 Cor 15, 12. 16-20. Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
- Lc 6, 17. 20-26. Bienaventurados los pobres. Ay de vosotros los ricos.

Las bienaventuranzas tienen su contrapunto en las serias advertencias contra las actitudes y situaciones que las expulsan o imposibilitan: la riqueza, la saciedad, la alegría irresponsable, la autocomplacencia fatua y estresante. Aunque el propio Cristo nos connminó a no maldecir (Lc 6, 28; Rm 12, 14), estas admoniciones tienen el tono de auténticas maldiciones. Sin embargo, leídas tras las bienaventuranzas, los "ayes" que las siguen, más que profetizar calamidades y castigos, señalan las consecuencias que se desprenden de una vida cerrada sobre nosotros mismos, en una orientación circunflexa que nos impida reconocernos parte de una misma humanidad, solidarios de una historia común. La riqueza que da la espalda a la miseria -cuando no se debe a ella-; la necedad de creer que lo que tenemos y sabemos puede colmar todas las expectativas de pleno cumplimiento de nuestras vidas; la felicidad que ignora sin compasión el sufimiento de los demás; la búsqueda permanente de aprobación y alabanza, todas esas opciones equivocadas son causantes de un señuelo de la verdadera bienaventuranza, la que sólo se alcanza por el camino del amor y bajo el arco de la gracia de Dios. Sin la sabiduría y la espiritualidad que permiten descubrir y gozar la verdadera e imperecedera dicha, bienaventuranzas y malaventuranzas son incomprensibles. Es la sabiduría y la espiritualidad del don y la fe, la generosidad  y la comunión con Dios y entre nosotros, las que dan sentido a las unas y medida de las otras, las que debiéramos intentar sortear con una apuesta decidida por Dios y su propuesta de felicidad.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: ALEGRES

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: TOMAR EN SERIO A LOS POBRES

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: TESTIGOS ALEGRES

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DOMINGO 9 DE FEBRERO: V DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO C). CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS

 
Decía Agustín Goytisolo, en su famoso poema Palabras para Julia que "un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada". Sin negar la insobornable dignidad e importancia de cada persona, así aislados perdemos parte de nuestra esencia, estamos incompletos y no podríamos subsistir. Como tampoco podemos negar que, en ocasiones, las multitudes, las muchedumbres, además de agobiantes, tienen comportamientos que parecen negar nuestra humanidad, que se convierten en "masas". Pero, por debajo de todos los riesgos y más allá de las incomodidades de la concurrencia de los más, también se dibuja en el aparente rostro informe de la multitud los rasgos de lo que nos une y nos hace partícipes de un mismo destino, cómplices de los riesgos comunes de quienes viven juntos, aman, trabajan y sufren de manera mucho más similar de lo que a veces somos conscientes. Jesús se dirige a la multitud, la escucha, la atiende y si de entre ellos elige a unos pocos es para reenviarlos de nuevo a la pesca milagrosa de la humanidad perdida, aquella que sólo Dios puede orientar hacia su verdadero desarrollo y plenitud, porque sólo en Dios hallamos nuestro verdadero rostro de seres humanos, irrepetibles pero tan parecidos.

LECTURAS

  • Is 6, 1-2a. 3-8. Aquí estoy, mándame.
  • Sal 137. R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
  • 1 Cor 15, 1-11. Predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
  • Llc 5, 1-11. Dejándolo todo, lo siguieron.

Para ser pescadores de hombres, recuperadores de lo que somos o podríamos ser, para servir como expertos en humanidad, es menester haberse mezclado con la multitud, no tanto en su mera aglomeración, sino en las situaciones y condiciones que todos compartimos aunque a veces las ignoremos: el sufrimiento, el amor, la soledad, la comunión, la solidaridad, la fragilidad... Cuando Jesús, de entre los muchos que le escuchan elige y envía sabe que, por más que a veces asuste, la humanidad no es una fiera a pesar de sus descontrolados excesos, sino una criatura permanentemente necesitada de encontrarse y completarse. El envío misionero de los apóstoles, que es el envío evangelizador de todos los que somos cristianos, nos pide que, lejos de elitismos y prepotencias, nos sumerjamos con misericordia en las profundidades de la marea humana, donde hay monstruos, pero también tiernas promesas de fraternidad.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: LA LLAMADA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: NO TEMAS

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: GRACIAS MAMÁ

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DOMINGO 2 DE FEBRERO: PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Además del valor de la fidelidad a lo heredado, más allá de la fuerza de la costumbre y el respeto a los antepasados, las tradiciones son una enriquecedora experiencia de humildad y sabiduria, las que se experimentan cuando uno reconoce que todo no lo hacemos nosotros, que hay mucho que nos supera y nos mejora. Este sentido revelador de la tradición está presente en los evangelios, tanto por parte de la sagrada familia de Nazaret como en el mismo Jesús, que desbordando el significado ritualista del templo y el formalismo de las normas, no dejó por ello de sumarse a la corriente viva de la tradición para ir más allá de ella, pero, a partir de ella.

LECTURAS

  • Mal 3, 1-4. Llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis bus cando. 
  • Sal 23. R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
  • Heb 2, 14-18. Tenía que parecerse en todo a sus hermanos. 
  • Lc 2, 22-40. Mis ojos han visto a tu Salvador.

La tensión que hay en Jesús entre el pasado y el futuro que empieza con Él, entre la promesa y el cumplimiento que Él realiza, es una relación dinámica de continuidad y superación que se hace patente en esta escena de la presentación del niño en el Templo. Junto al cumplimiento de la norma ritual, acompañado por la espera paciente y fiel de los profetas (Simeón y Ana), brota la radiante esperanza de que las expectativas suscitadas por las promesas de Dios se cumplan. Es el colofón de la paciencia de aquellos devotos y recomendación -que Jesús hará suya para los suyos- de la perseverancia. Hoy, con María y José, con los ancianos Simeón y Ana, con la tradición judía y la historia cristiana, volvemos a presentar y reconocer en Jesús el horizonte máximo de nuestras aspiraciones y el camino para alcanzarlas: "porque mis ojos han visto a tu salvador".


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO BÍBLICO DE J. A. PAGOLA: NADIE ESTÁ SOLO

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO


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