DOMINGO 16 DE MARZO: II CUARESMA (CICLO C). DÍA DEL SEMINARIO


Quien se pone en contacto con el Dios de Jesucristo; el que a través de la vida, muerte y resurrección del Hijo de Dios entra en la intimidad dialogal y amorosa del Dios uno y trino, ve su propio rostro y su alma, su destino y su moral transformadas. Porque, a diferencia del Dios del Sinaí, que ver su rostro era morir, el Padre nos da vida de la verdadera, de la que vence a la muerte y da sentido a nuestros días y nuestros años. Pero para entrar en la presencia de este Dios amoroso que Jesucristo nos acerca, hay que subir al monte, como hay que ir al desierto: hay que orar, meditar, contemplar. Este trabajo de la fe que se pone a la escucha de la palabra de Dios que resuena proxima y comprometedora en su Hijo, nos trasformará a su imagen y semejenza, es decir, nos hará dóciles a la gracia, perseverantes en el amor, constantes en la oración, anclados en su esperanza.

DÍA DEL SEMINARIO

LECTURAS

- Gen 15, 5-12. 17-18. Dios inició un pacto fiel con Abrahán.
- Sal 26. R. El Señor es mi luz y mi salvación.
- Flp 3, 17 — 4, 1. Cristo nos configurará según su cuerpo glorioso.
- Lc 9, 28b-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.

Hacernos en Cristo, esa es la meta del cristiano, ese es el efecto deseable de ser discípulos de Cristo. No debiéramos contentarnos con menos, quedarnos, tan sólo, en cumplir un expediente de normas y creencias, sin llegar a ver cómo nuestra vida entera se va asemejando poco a poco a la del Maestro que nos revela al Padre: "Hace tanto tiempo que me conoces, Felipe, y no sabes que verme a mí es ver al Padre" (Jn 14, 9). Es una transformación total, una auténtica metamorfosis, por eso Pablo no se limita a repetir enseñanzas y mandamientos, sino que apunta a este fruto logrado de la fe: "ser una misma cosa en Él" (Rm 6, 5), "hasta que Cristo se forme en nosotros" (Gal 4, 19: donec formetur Christus in vobis, que, por cierto,  era el lema del primer obispo de Albacete, don Arturo Tabera). 

Claro está que éste, como toda metamorfosis, es un proceso paulatino, que tiene sus etapas y requiere su tiempo. Este proceso de cambio o conversión tiene condiciones: la contemplación orante y comprometida de Cristo, rostro del Padre; el seguimiento del maestro por las sendas del amor y el servicio; la disponibilidad total a la Palabra de Dios; la comunión fraterna y corresponsable con los suyos y la misión que comparten; el amor generoso y gratuito al hermano y más al que nos necesita. Que esta Cuaresma sea un paso más en esta deseable transformación que nos ayudará a dejar atrás el "hombre viejo" para alumbrar con Cristo la humanidad nueva que tanta falta hace para alcanzar esa evolución espiritual y moral sin la cual no habrá nunca paz, ni justicia, ni verdadera humanidad.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: ORACIÓN

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: VIVIR ANTE EL MISTERIO

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: ABRIR PUERTAS

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



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