VIERNES 18 DE ABRIL: VIERNES SANTO

ESTE BLOG PRÓXIMAMENTE EMIGRARÁ A LA SIGUIENTE DIRECCIÓN

PARROQUIA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN


La colecta del Jueves Santo, destinada a Cáritas, se incorporará con la del Viernes Santos por los Santos Lugares en solidaridad con la Iglesia de Tierra Santa y las víctimas de la guerra de Gaza.


En la parábola del hijo pródigo (Lc 15) se nos presentaba la realidad del reencuentro entre el hijo y el padre, entre los hermanos y de todos los que seguimos a Jesús con su ideal de fraternidad y filiación. La pasión del Señor en los sinópticos está salpicada de numerosos desencuentros, sobre todo los que protagonizan los discípulos, desde los que se duermen en Getsemaní hasta la negación de Pedro, pasando por el ominoso beso de Judas. Pero en la pasión según san Juan, Jesús no pierde ni a uno de los que le siguen, es Él quien se presenta voluntariamente a la detención en el huerto de los olivos y ya manifiesta que está por encima de los acontecimientos y sus mezquinos intereses. Sí que asistimos a la espantada de Pedro, que también tendrá la oportunidad de reencontrarse, en su culposa impostura, frente a su propia debilidad que pugna con la íntima adhesión que siente por el Maestro. Estos renuncios y negaciones que Juan suaviza para destacar la estatura divina de Jesús, no pueden ocultarnos el profundo y trascendental reencuentro de nuestra condición herida por el pecado con la superación de todas nuestras limitaciones en la entrega total del Hijo del Hombre. Si Jesús se reencuentra con su hora, la del sí incondicional a Dios, nosotros, por nuestra parte, hallaremos en él al Hijo de Dios y en su muerte un cumplimiento que desborda la carencia y contingencia para despuntar en la plenitud que Cristo ha compartido con nosotros.

LECTURAS

  • Is 52, 13 — 53, 12. Él fue traspasado por nuestras rebeliones (Cuarto cántico del Siervo del Señor).
  • Sal 30. R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
  • Heb 4, 14-16; 5, 7-9. Aprendió a obedecer; y se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación.
  • Jn 18, 1 — 19, 42. Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

 Sin quitarle un ápice de realismo ni de sufrimiento, las últimas palabras de Jesús en la pasión según san Juan ("Está cumplido" Jn 19, 30) confirmadas por los gestos de la entrega de la madre al discípulo amado y del símbolo de la túnica sin costuras, imagen de la plenitud que ni la mentira, ni el odio, ni la violencia, ni la muerte pueden romper, constituyen mucho más que una mera idealización teológica del evangelista teólogo por excelencia. Con más o menos acritud en la descripción del horror de una ejecución con sus aledaños de crueldad y deshumanización, todos los relatos de la pasión anudan el desenlace de la cruz con los pasos que Jesús ha dado conscientemente hasta llegar a él. Por eso, pasión y muerte cumplen una misión que está llamada desde el principio a la total generosidad y abnegación, pero también a su victoria definitiva por ser la misión que el Padre la ha confiado. Compartamos esta íntima confianza de Jesús en el Padre y su voluntad. Contemplemos reverentes el silencio del sepulcro, pero no nos vamos de esta terrible escena con las manos vacías, nos llevamos todo lo que Cristo ha puesto en ellas, toda la consistencia, coherencia y generosidad cumplidas con creces, rebosantes de una vida que la tumba no podrá contener ni detener.

EL VIERNES SANTO DE PALESTINA (PATRIARCA EMÉRITO DE JERUSALÉN)


COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: APRENDER A MORIR ES APRENDER A VIVIR

No hay comentarios:

Publicar un comentario