DOMINGO 20 DE ABRIL: PASCUA DE RESURRECCIÓN (CICLO C)

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PARROQUIA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

La máxima misericordia de Dios se muestra por la inmensa distancia que hay entre su amor y generosidad y nuestra pequeñez y miseria que Él supera, transciende y transforma en vida, dignidad y plenitud. Porque no menos que eso realiza el misterio de la resurrección de Cristo en la mañana del primer día de la semana, el Día del Señor. Sólo por misericordia, la muerte puede convertirse en camino hacia la vida; y el odio y la crueldad que desembocaron en esta muerte, ceden su terreno a la generosidad y esperanza por las que Jesús vivió su pasión y por las que llegará a la resurrección. 

LECTURAS

  • Hch 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
  • Sal 117. R. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. 
  • 1 Cor 5, 6b-8. Barred la levadura vieja para ser una masa nueva. 
  • Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.

En ese "él tenía que resucitar de entre los muertos" hay algo más que la confirmación de una promesa, el cumplimiento de una profecía, se trata de que la semilla ha fructificado, el amor de Dios que guió a Jesús hasta la cruz, ha transformado nuestra vieja condición y nos abre las puertas a una nueva humanidad. Somos masa nueva fermentada por la fidelidad, obediencia y disponibilidad que Cristo ha puesto en juego al servicio del plan divino de salvación. Tampoco se trata sin más de un final feliz, sino de la continuidad, también arriesgada y exigente, en cada uno de nosotros, de esa vida nueva que requerirá no pocas muertes (la del pecado, la del individualismo, la de la incredulidad...) para resucitar cada día, hasta que resucitemos de manera definitiva el último día, víspera del día sin ocaso en el que ya brilla para siempre el que "tenía que resucitar de entre los muertos".

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: EL QUE VIVE

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: CORRE HACIA LA VIDA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


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