Qué difícil individuar en medio de la multitud una llamada de auxilio, localizar un suspiro de impotencia, reconocer una necesidad. No se trata sólo de las aglomeraciones humanas, sino de la cultura de masas, la comunicación despersonalizada y a distancia por medio de las redes. Se trata de la deshumanización, el aislamiento y la soledad bajo la capa de perfiles y avatares mediáticos. Jesús de Nazaret, el Hijo de David, pasa al lado de cada persona, sea cual sea su estado y condición, y atiendel la voz callada de su corazón, el susurro imperceptibe de su alma, para curarle, devolverle su dignidad de persona o, al menos, tan sólo para escucharle.
LECTURAS
- Jeremías 31, 7-9
- Sal. 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
- Hebreos 5, 1-6
- Marcos 10,46-52
La curación del ciego de Jericó es un icono del carácter misericordioso y de la pedagogía liberadora de Jesús. Antes del milagro, están la atención a la peticióin de ayuda y la predisposición para responder con generosidad en lugar de la indiferencia y el pasar de largo. Habrá curación porque hay escucha y profunda complicidad con el sufrimiento ajeno. El modelo de evangelización de Jesús parte de la cercanía, la disponibilidad y la simpatía para con el hermano y sus demandas. Hoy, la Iglesia que quiere estar en salida, deberá transitar los caminos por donde transcurren las vidas y penurias de toda la humanidad.
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