LECTURAS
- Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b
- Sal. 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23 R: Gustad y ved qué bueno es el Señor.
- Efesios 5, 21-32
- Juan 6, 60-69
Cuando los evangelistas nos cuentan, con sincero realismo, los miedos y renuncios de los discípulos, no lo hacen sólo para informarnos, con humildad, de la condición débil de los primeros seguidores de Jesús. Se trata, más bien, de presentar sin medias tintas la exigencia de una propuesta que da más de lo que pide, pero es que lo da todo: vida, esperanza, sentido, eternidad. Al final, más allá de nuestras fuerzas y argumentos, se impone la confianza en la palabra de Jesús, avalada por su misma entrega, ésta sí, sin escatimar intensidad y coherencia, generosidad y gratuidad. Las dificultades y exigencias del seguimiento cristiano, de los valores evangélicos y de la verdadera condición de discípulos de Cristo, se desprenden de la meta a la que aspiramos y son proporcionales a los bienes que nos promete. No obstante, una vez comprometida nuestra coherencia y disponibilidad, al final, será la misma fuerza de atracción de la verdad de Cristo, la que nos permitirá superar las prevenciones y los reparos.
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