DOMINGO 1 DE SEPTIEMBRE: XXII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 

Somos lo que somos, en una inmensa diversidad de pueblos y culturas, de caracteres personales y formas de pensar, pero sustancialmente iguales, idénticos en dignidad, gemelos todos en debilidad. Somos de carne y hueso, pero con espíritu, con bajos fondos y altas miras, los humanos que forman la misma humanidad, en la que todos somos diferentes, cada uno con su alma en su armario, con sus grandezas y pequeñeces. Pero Dios nos habita y nos hace irrepetibles y llamados a compartir su fraternal convivencia de amor y eternidad. Todo eso somos, nada menos que eso.

LECTURAS

  • Deuteronomio 4, 1-2. 6-8
  • Sal. 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 R: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
  • Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27
  • Marcos 7, 1-8a. 14-15. 21-23

Sí, de dentro sale lo malo... y lo bueno. De esas profundas cavernas de nuestra personalidad, formación, condicionamiento socio - cultural... y, bueno, la propia biografía de la que somos cada uno responsable en última instancia. Jesús, en su difícil relación de continuidad y ruptura con la tradición de Israel y sus Escrituras, se atreve a alumbrar la profunda realidad de nuestra naturaleza compleja, ambivalente y oscilante. Pero, porque lo malo viene de nosotros mismos y no de lo que comemos o vestimos, también podemos elegir en nuestro interior y apostar por tanta bondad y ternura como llevamos dentro, huella de nuestra más profunda raíz y la más alta aspiración: ser de Dios, ser para Dios.

Y no, todo no da lo mismo. Las normas son otras tantas ayudas para educar nuestra capacidad de elegir lo mejor y decantarnos por lo superior que llevamos dentro. El carácter educativo de la moral confirma la desmitificación del mal como algo objetivo, cosificado, que podamos exorcizar con tan sólo cumplir literalmente la norma. El mal moral, el pecado, no es una cosa ni está limitado a unos actos, sino que consista nada menos que toda una dirección de vida, en la intención y finalidad que demos a nuetros pasos, sentimientos y decisiones. Porque es difícil, necesitamos las normas para entrenarnos en la sabia elección de lo mejor frente a su contrario, lo mezquino, ramplón y egoísta.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: INTERIORIDAD

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: UNA RELIGIÓN VACÍA DE DIOS

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