DOMINGO 14 DE JULIO: XV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 
Las semillas de "Diente de León" son expertas voladoras, esa es su natural disposición, como lo es de la planta dejarlas al viento para que las lleve donde puedan multiplicar la especie, prolongar la vida comunitaria de su origen. Ligereza y libertad son imprescindibles para esta singladura. Mas el viento aporta lo impredecible, lo que está más allá de las aptitudes y cualidades de la planta voladora. Con ligereza exenta de cargas y lastres, y libertad que nos da el envío de Jesús, los cristianos tendremos que confiarnos al Espíritu para saber comunicar la vida que llevamos, la vida que no hace volar.

LECTURAS

  • Amós 7, 12-15
  • Sal. 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 R: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
  • Efesios 1, 3-14
  • Marcos 6, 7-13

El envío por parte de Jesús de los discípulos, culmina el proceso de seguimiento que los hace tales: llamados, acompañados y enviados. No los enviaría Jesús si no confiase en ellos y no se hubiera encargado de formarlos con su propio ejemplo, con la experiencia de compartir su vida con ellos. Y así, la escuela misionera del Evangelio no es otra que  la vida compartida con Jesús, la estancia a su lado y el ejercicio de beber todas las palabra que salen de su boca y alimentarse con su propio testimonio. Porque el primero que fue llamado por Dios, acompañado y sostenido por el Espíritu de Dios, enviado para la misión que el Padre le  ha confiado, es el propio Jesús, quien ahora nos envía, despúes de llamarnos y acompañarnos; despúes de haber creído en nosotros y capacitarnos para ser sus compañeros de evangelización.

Las condiciones del envío, la libertad de ataduras y cargas, de lastres y dependencias, materiales y psicológicas, es una marca de la casa, un rasgo de la misión cristiana. Jesús es un profeta itinerante y comunitario. Sus discípulos habremos de ser, con él y como él, libres y liberados, ligeros y dinámicos. La misión que Cristo nos confía exige haber superado dependencias materialistas y egocénticas no sólo por austeridad y abnegación, sino como efecto curativo y liberador que experimentamos, primero nosotros mismos, para poderlo comunicar y contagiar. Y es que, los primeros sanados, liberados y revividos por el anuncio del Evangelio somos nosotros, por eso podremos compartirlo y ser transmisores de su fuerza revitalizaroda, salvadora.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: DE DOS EN DOS

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: ¿SIN APOYO SOCIAL?

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: ÉL TE ENVÍA A TÍ


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