25 DE JULIO: SANTIAGO PATRONO DE ESPAÑA

Más allá de los datos históricos (discípulo de Jesús, mandado ejecutar por Herodes Agripa), pues ya se sabe que con la fe siempre hay que ir más allá, más al fondo y mirar muy por encima de los datos históricos, la fiesta de Santiago apóstol y su significado para la Iglesia en España, sólo puede dilucidarse desde el evangelio y para vivir el evangelio. El hecho es que, después de los siglos, la vinculación de nuestra Iglesia hispana a un apóstol que tan cerca estuvo de Jesús y que murió tan lejos de nuestras costas, sólo puede explicarse por la realidad de la peregrinación, del camino y la acción de recorrerlo. El valor actual de este patronazgo sólo puede explicarlo su sentido testimonial en cuanto apostólico y martirial: somos una Iglesia peregrina, que como Santiago quiere estar muy cerca de Jesús y que, para ello, no puede detenerse, sino estar siempre en movimiento, siempre en camino.

LA MISA DE LA FIESTA DE SANTIAGO, JUEVES 25 DE JULIO, SERÁ A LAS 19:30 

LECTURAS

  • Hechos de los apóstoles 4, 33; 5, 12. 27b-33; 12, 2
  • Salmo 66, 2-3. 5. 7-8 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
  • II Corintios 4, 7-15
  • Mateo 20, 20-28
Aunque comprendamos el sentimiento maternal protector de la madre de los hermanos Santiago y Juan, sabemos que al evangelio le interesa dejar claro que seguir a Jesús es estar de parte de las relaciones fraternales que sustituyen, en todos los niveles de la convivencia humana, la imposición y el poder por el servicio y la fraternidad. Santiago así lo llegó a comprender, prueba de ello es su muerte dando testimonio del seguimiento de su maestro Jesús de Nazaret. En años difíciles para el cristianismo en España, cuando se había impuesto por la fuerza otra fe y otra cultura (aunque haya quienes dicen que prácticamente la Hispania visigoda se hizo musulmana de la noche a la mañana), se hizo de Santiago la imagen de un ideal de recuperación de nuestras raíces cristianas. 

Hoy, el patronazgo de Santiago deberá guiar a la Iglesia española y, por su intercesión y ejemplo a toda nuestra sociedad, hacia ese ideal de fraternidad que supera las tentaciones del exclusivismo y la intolerancia, del racismo y la xenofobia, para vivir como una auténtica fraternidad, hospitalaria y acogedora. Porque, no lo olvidemos, pasado el incidente de las pretensiones de superioridad que la madre manifestó por sus hijos, prevalece la enseñanza de Jesús que el propio Santiago corrobora con su vida entregada, porque, como los verdaderos mártires, Santiago muere por su fe, no mata por su fe. Y, como Santiago, con su buen acompañamiento de caminantes, esperamos ser en nuestro país y para la hora presente, testigos de que por la fe en Jesús, hay que vivir y dejar vivir, ser nosotros mismos sin imponernos ni olvidar lo que somos. Tal vez ese es hoy el verdadero sentido del "Santiago y cierra España", cerrarnos contra la discriminación y la deshumanización, echarle el cierre a las tentaciones de indiferencia y supremacismos que niegan aquello que para Santiago y nosotros debe valer: "no he venido a ser servido sino a servir y dar mi vida en rescate por muchos".

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