DOMINGO 19 DE MAYO: PENTECOSTÉS

 
Los molinos de viento que don Quijote acometiera como gigantes malandrines, ahora son aerogenadores, que, no sin detractores, cambian el paisaje y hablan de energías verdes, de un planeta más limpio y sostenible. También nos hablan del viento, que no se ve, pero lo mueve todo, del aire, que no se ve, pero nos mantiene vivos. Y así también el Espíritu Santo, que no hace más ruido que el del servicio motivado de manera gratuita por la generosidad. También es propio del Espíritu, la libertad de movimiento, la impredecibilidad de sus mociones, la novedad de su irrupción en nuestras vidas como sugerencias de cambio, aprendizaje y superacion. Ese era el Espíritu de Jesús, el que transmitió a sus discípulos para que no vivieran encogidos por el miedo, muy por debajo de la aspiración de eternidad y bondad que anima el Evangelio.

LECTURAS

  • Hechos de los apóstoles 2, 1-11
  • Salmo 103, 1ab y 24ac. 29bc 30. 31 y 34 R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
  • I Corintios 12, 3b-7. 12-13
  • Juan 20, 19-23

Frente al miedo, contra el inmovilismo, en lugar de la huida y el aislamiento, el Espíritu que Cristo nos transmite es coraje esperanzado para vivir la nueva humanidad que nos trae el Reino de Dios. Sí, también es silencio, contemplación  y escucha, pero inseparables de la acción y el compromiso que suscitan la palabra escuchada en el silencio, el rostro comtemplado con la mirada misericordiosa de la fe. Hoy, Pentecostés para la Iglesia y para cada cristiano, es una provocación y una interpelación a favor de la difusión de nuestra fe con el lenguaje creíble del testimonio. Porque, cuando Dios reina en nuestras vidas, retroceden las fuerzas malignas del poder, la avaricia y el individualismo. Por eso, no tenemos miedo, ni pereza, contamos con fuerzas y motivos para pregonar a los cuatro vientos que el Reinado de Dios es más fuerte y saludable que el imperio del dinero y el señuelo de una vida encerrada en nosotros mismos. Propaguemos la conveniencia social y personal del perdón, la fraternidad y la cooperación.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



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