DOMINGO 5 DE MAYO: VI DE PASCUA (CICLO B)

 
Hace ya unos años (1979), el grupo de música religiosa Kairoi, editó en su disco Jesús es el Señor, su versión de la oración de Charles de Foucauld, "Padre, me pongo en tus manos". La oración, como la vida misma del apóstol del desierto, expresaba la confianza total que sólo puede suscitar un amor sin medida. Ese es el amor que Jesús recibió del Padre, el amor que el Hijo quiere compartir con nosotros. Recibirlo por nuestra parte, requiere una confianza que se va acrecentando conforme más nos abandonamos, más nos fiamos del que nos amó, antes, más y mejor. Una confianza que, junto a los frutos del amor fraternos, genera la serena alegría del que sabe de quien se ha fiado, de quien se sabe sostenido y acompañado sin límites. 

LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48
  • Sal. 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. R. El Señor revela a las naciones su salvación.
  • I Juan 4, 7-10
  • Juan 15, 9-17

La doctrina viene bien para formular y compartir lo que creemos; el culto nos ayuda a expresar, experimentar y actualizar emocional y colectivamente la fe; la pertenencia a la Iglesia, como a cualquier grupo humano, necesita sus medios de visibilidad y sus formas de comunicación que la identifican y fortalecen los vínculos más afectivos y espirituales que la constituyen. Pero lo que creemos, lo que alimenta la fe y nos une estrechamente a Jesús de Nazaret y a su comunidad, es algo más grande, profundo y transversal: el amor mismo de Dios que, tal y como el Hijo lo vivió, lo comparte con nosotros en su propia entrega, magisterio de vida y llamada a seguirle. Y por muy difícil que a veces sea seguir a Jesús, por esforzada y exigente que es la vida a la que nos llama, la grandeza del amor que sentimos, la fortaleza del apoyo que nos ofrece, el acicate para superarnos y crecer, alimentan y renuevan incesantemente nuestra comunión con Cristo. Esto es lo que nos traemos entre manos, de esta materia sublime y entrañable está hecha nuestra condición de cristianos.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

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