LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48
- Sal. 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. R. El Señor revela a las naciones su salvación.
- I Juan 4, 7-10
- Juan 15, 9-17
La doctrina viene bien para formular y compartir lo que creemos; el culto nos ayuda a expresar, experimentar y actualizar emocional y colectivamente la fe; la pertenencia a la Iglesia, como a cualquier grupo humano, necesita sus medios de visibilidad y sus formas de comunicación que la identifican y fortalecen los vínculos más afectivos y espirituales que la constituyen. Pero lo que creemos, lo que alimenta la fe y nos une estrechamente a Jesús de Nazaret y a su comunidad, es algo más grande, profundo y transversal: el amor mismo de Dios que, tal y como el Hijo lo vivió, lo comparte con nosotros en su propia entrega, magisterio de vida y llamada a seguirle. Y por muy difícil que a veces sea seguir a Jesús, por esforzada y exigente que es la vida a la que nos llama, la grandeza del amor que sentimos, la fortaleza del apoyo que nos ofrece, el acicate para superarnos y crecer, alimentan y renuevan incesantemente nuestra comunión con Cristo. Esto es lo que nos traemos entre manos, de esta materia sublime y entrañable está hecha nuestra condición de cristianos.
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