DOMINGO 28 DE ABRIL: V DE PASCUA (CICLO B)

Esto de que lo que somos, lo que son la mayoría de las realidades del universo, tenga su sustento y fundamento en otra parte y que, las más de las veces no se vea, da que pensar. Se trata de una dinámica que da la razón al papa Francisco cuando nos previene contra la auto referencialidad: todos estamos referidos de manera esencial y fundante más allá de nosotros. No fuera de nosotros, pero, hasta la interioridad más íntima y auténtica tiene sus raíces en lo que otros nos dieron y en lo que a todos nos ha dado Dios: la vida, un sentido y una misión.

LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 9, 26-31
  • Sal. 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32 R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
  • I Juan 3, 18-24
  • Juan 15, 1-8
El seguimiento de Cristo, el discipulado, ser cristiano, siempre fue mucho más que una mera experiencia de oyentes y espectadores, distinto y superior a lo que hoy se llama "folowers" y siempre se llamó adeptos. Se trata de estar vinculado con Cristo, como Él lo está con el Padre. Se trata de arraigar nuestras vidas en su vida, nuestros pensamientos en el horizote de su Evangelio. La espiritualidad cristiana puede y debe alimentarse en el silencio de la contemplación, necesita poner en el centro la Palabra de Dios, conoce diferentes medios y sensibilidades... pero lo que no puede ser, so pena de no ser cristiana, es ajena al rostro, la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret. Estar injertados en Cristo supone buscar a Dios en el hermano, experimentar la plenitud por el amor y la solidaridad, alcanzar la paz en el cansancio y el desgaste del compromiso. Esta es la mística cristiana, que es inseparable de los valores evangélicos y la práctica cotidiana y coherente de las bienaventuranzas. La espiritualidad no es una chimenea por la que evadirnos del mundo, tantas veces insoportable, sino un rizoma, complejo y enrevesado, que nos arraiga en la vida con la fuerza y la vitalidad del que la transforma hasta hacerla reflejo del amor de Dios, con la capilaridad a traves de la cual nos llega y le llega a todo ser humano, la misericordia entrañable de Dios.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

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