DOMINGO 21 DE ENERO III DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B) DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

 

El 30 de septiembre de 2019, el papa Francisco instituyó el Domingo de la Palabra de Dios. Con esta iniciativa, el papa vinculaba la evangelización, el anuncio del mensaje que Cristo nos ha comunicado, con el conocimiento, meditación y testimonio de la Palabra de Dios. Es una gran contradicción que los católicos conozcamos tan poco y, a veces, tan mal, la Biblia, que no la leamos o que sólo la escuchemos en las misas. Para arraigar en el Dios vivo hay que escucharle, y aunque Él nos habla sobre todo en la persona mismo de su Hijo encarnado y también en la Creación y los acontecimientos de nuestras respectivas historias personales y colectivas, la Biblia es cómo el descodificador, la guía que nos permite interpretar las horas y los días como otras tantas palabras que Dios nos dirige y con las que nos invita sin cesar, nos llama a compartir su amor. Puede que una de las cosas que debamos desprendernos para seguir a Jesús sea la mala costumbre de no leer la Biblia, no meditarla y estudiarla.

LECTURAS

  • Jonás 3, 1-5. 10
  • Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 R. Señor, enséñame tus caminos.
  • I Corintios 7, 29-31
  • Marcos 1, 14-20

Si el seguimiento de Jesús es estar con Él, encontrarle donde Él está: en el Evangelio, en su comunidad, en los pobres... entonces se entiende que haya que dejar, que renunciar a algo. Porque para ponerse en movimiento y caminar tras el maestro itinerante de Nazaret, es menester salir del acomodamiento, abandonar la postura pasiva del inmovilismo y el aislamiento. A los primeros discípulos les tocó dejar las redes, incluso las familias. A nosotros nos toca desprendernos de lo que nos ate a lo que el papa llama "auto referencialidad", vamos, el egoísmo, el individualismo, la existencia centrada sólo en nosotros mismos. Esta ascética del desprendimiento puede suponer también un sana higiene de liberación de esclavitudes y aspiración a una libertad de espíritu que nos permita vencer miedos y comodidas para atrevernos a darnos, amar, servir. Como dijera nuestro poeta Antonio Machado, para caminar "desnudos como los hijos de la mar", vestidos y bien pertrechados sólo de la Palabra de Dios. Cuando nos parezca que nos cuesta este ejercicio de liberación y desposeimiento acudamos a la Palabra de Dios, en ella encontraremos el impulso que nos falta para dejarnos llevar por esa llamada del Señor que nos descarga de no pocas añadiduras y dependencias esclavizantes.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA





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