DOMINGO 14 DE ENERO: II DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 

Para poder decir, como dicen en el evangelio de Juan los primeros discípulos de Jesús, "hemos encontrado al Mesías", tenemos que experimentar cómo en Jesús se nos da Dios, cómo siguiendo a Cristo vivimos arraigados en Dios. Jesús es Hijo de Dios porque es discípulo del Espíritu y fiel cumplidor de la voluntad del Padre. Sólo podremos experimentar el Dios que Jesús lleva dentro y que motiva toda su vida si vamos con Él y por dónde Él va: por las sendas del Espíritu y de la plena fidelidad al plan divino de salvación. Así podremos vivir arraigados en Dios como Jesús vivó. Sólo así podremos decir: "hemos encontrado al Mesías"

LECTURAS

  • I Samuel 3, 3b-10. 19
  • Sal 39, 2 y 4ab. 1. 8-9. 10 R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
  • I Corintios 6, 13c-15a. 17-20
  • Juan 1, 35-42
Aunque algunos llevemos ya hace años impregnados de cristianismo, participando en la Iglesia, a la escucha de la Palabra de Dios y practicando los sacramentos, sólo si vivimos con Jesús podremos ser discípulos suyos. El discipulado cristiano, alimentado con la práctica comunitaria de los sacramentos y la caridad solidaria, debería ayudarnos a crecer arraigados en el Dios de Jesucristo. En el Dios al que Jesús llama Padre y del que Él se siente fiel mensajero, cumplido adelanto de la comunión divina, que es vida en abundancia. Para acceder a este discipulado, debemos comprender nuestras vidas en camino, en proceso abierto de cumplimiento y desarrollo, de maduración y fecundidad. Y, salvo que nos creamos autosuficientes, cosa harto difícil y desaconsejable, nos trae cuenta tratar con otros discípulos con los que compartimos este camino. No deberíamos desaprovechar ni una sola oportunidad de enriquecernos con el testimonio de los hermanos, de compartir con ellos las dificultades de un proyecto bien difícil por ser muy exigente, como lo es el alumbramiento de esta nueva humanidad que Cristo predica y atestigua con su propio itinerario vital. Si avanzamos en esta dirección, no será sólo en beneficio personal, juntos sumaremos en aras de una evolución moral y espiritual de toda la humanidad, evolución sin la cual nunca pondremos fin a las lacras de la injusticia, la violencia y el egoísmo.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

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