DOMINGO 5 DE NOVIEMBRE: XXXI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)

 

La fe en el modelo de  humanidad que Jesús nos propone en el Evangelio, con su predicación y el testimonio coherente de su vida entregada, es también un itinerario de pleno desarrollo personal, que puede generar en quienes lo vivan, un equilibrio, madurez y satisfacción vital propios de quien ha encontrado una meta hacia la que caminar y un acompañante para ayudarte a alcanzarla. Por exigentes que sean los preceptos de Jesús (coherencia ética, amabilidad, humildad) los frutos que reportan bien vale el esfuerzo para lograrlos.

LECTURAS

  • Malaquías (1,14–2,2b.8-10)
  • Sal 130,1.2.3: R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor
  • Tesalonicenses (29,7b-9.13)
  • Mateo (23,1-12)

No se trata sólo de coherencia ética, sino de la autenticidad personal que se logra siendo quien uno es sin pretender vivir de apariencias; no se trata sólo de bondad, sino de la amabilidad que cuida el trato con el otro porque en ello nos va la humanidad de nuestras relaciones; no se trata sólo de humildad, sino de vivir la verdad, "andar en verdad" que diría santa Teresa de Jesús, la verdad por la que él otro siempre merecerá tu respeto y por la que todo tipo de altivez, clasismo y petulancia nos falsean, nos niegan y malogran la común aspiración de realizar plenamente nuestras vidas. Hay mucha "inteligencia emocional", mucha salud mental en el ideal que Jesús nos propone y, si bien, para desarrollar ese ideal hemos de empeñar coherencia ética, amabilidad y humildad, con ellas conseguiremos también ser nosotros mismos, unificar nuestra personalidad, darle hondura y serenidad. No son pocos frutos, no, los que promete el Reino de Dios y por los que merece la pena esforzarnos sin descanso... y, además de todo ello, vida eterna.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


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