1 DE NOVIEMBRE: TODOS LOS SANTOS

 

Es tanto el sufrimiento que soportan las personas afligidas por una catástrofe, la violencia de la guerra, una enfermedad dolorosa, la pérdida de los seres queridos, la soledad o la pérdida del sentido de la vida...; es tan pesada la carga que cae sobre algunos hombros, sobre los hombros de tantas personas...; es tan profundo el agujero que se abre en el alma si las víctimas de tanto dolor no tienen otra salida que aguantar, porque no existe más vida, ni mejor vida, ni vida deseable fuera de la atropellada por el mal y el sufrimiento... Pero, no, no es así, Dios no puede ni quiere que esa sea la última realidad, que todo desemboque en un callejón sin salida, para eso esté Él y su infinita misericordia, pera prometer y realizar la bieneventuranza definitiva. Amén Jesús, Maranatá.

MARANATHA: "Mi gracia te basta"

LECTURAS

  • Apocalipsis (7,2-4.9-14)
  • Sal 23,1-2.3-4ab.5-6
  • Juan (3,1-3)
  • Mateo (5,1-12)

Entre todas las desgracias y los males sin cuento, a pesar de toda la violencia y la muerte que generan el odio, el egoísmo y los intereses de un tipo u otro, hay una inmensa bondad que se abre paso y permite florecer lo mejor de la humanidad: la compasión, la solidaridad, el servicio, la reconciliación. Y a través de esa bondad fluye la gracia divina, la única que a veces puede sostenernos ante el abismo del sin sentido y la desolación. Y esa gracia del Dios que comparte en Jesucristo nuestras cruces y nuestras heridas, nos permite levantarnos, superarnos y hacer real el milagro de la solidaridad y el servicio desinteresado. Esa es la verdad que atravesando los siglos y tanta muerte nos traen todos los santos, toda la santidad acumulada por anónimos o reconocidos hérores de la ternura y la compasión. 


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