LECTURAS
- Isaías (55, 6-9)
- Sal 144
- Filipenses (1,20c-24.27a)
- Mateo (20,1-16)
Es cuestión de expectativas, de proyecto de vida. Podemos quedarnos en la exigua ganancia que supone cobrar nuestros derechos, recibir lo exigido, vivir para nosotros y morir para nosotros... o, con una sana y necesaria voluntad de esperar el máximo también podemos darnos del todo, poner el corazón en lo que hacemos y hacer de cada encuentro, de cada diálogo y empeño solidario nuestro máximo éxito, la mayor recompensa. Si nos proponemos como meta de nuestras vidas compartir con Dios su misericordiosa amplitud de miras y disponibilidad, habremos logrado ese "jornal de gloria" para el que no hay "salario grande", porque en su misma ternura y solidaridad halla el máximo de sentido, la completa realización vital y el cumplimiento pleno de nuestras vidas, pues estaríamos sintiendo con y como Dios siente amor acogedor, perdón gratuito, confianza sin límites.
No hay comentarios:
Publicar un comentario