LECTURAS
- Ezequiel (18,25-28)
- Sal 24,4bc-5.6-7.8-9
- Filipenses (2,1-11)
- Mateo (21,28-32)
Esta es una de las 13 parábolas exclusivas de Mateo. Y no es de extrañar, pues cuadra muy bien con dos constantes de su evangelio: la crítica al rechazo de Jesús por parte de la religión oficial judía; y la insistencia de Jesús en apuntar hacia la coherencia de vida como verdadero cumplimiento de la Ley. Pero, al proponernos que, consecuentes, unamos lo que pensamos y lo que hacemos, lo que creemos y lo que vivimos, el Jesus de Mateo nos pone ante el inmenso y exigente reto de hacer de nuestra vida la verdadera respuesta a Dios, el auténtico culto en espíritu y verdad, que diría Juan (4,23) Cumplir con nuestros propios principios (que si son los de Jesús están todos bajo el imperio del principio de la misericordia), responder ante nuestra conciencia, unificar en nuestro comportamiento nuestros ideales y el estilo de vida... es es el campo abierto de la existencia cristiana guiada por la rectitud de conciencia y la trasparencia de nuestra responsabilidad. Algo parecido a lo que decía el famoso título del obispo J. A. T. Robinson: "Honestos para con Dios". Lo contrario, es apariencia, existencia virtual, juego de sombras, mascarada.
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