JUEVES SANTO

 


PAPA FRANCISCO: ORACIÓN VIA CRUCIS DEL VIERNES SANTO DE 2022

SEMANA SANTA EN LA PARROQUIA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

  • Jueves Santo: Misa de la Cena del Señor 19:30; Hora Santa 22h.
  • Viernes Santo: Via Crucis 11h; Oficios de la Pasión del Señor 19:30
  • Vigilia Pascual: Sábado 23h.
  • Domingo de Pascua: 11:30; 12:30; 19:30

LECTURAS

  • Éxodo (12.1-8.11-14)
  • Sal 115,12-13.15-16bc.17-18
  • Corintios (11,23-26)
  • Juan (13,1-15)
¿Cómo te pagaré, Señor, todo el bien que me has hecho? Nos reuniremos en tu nombre y en memoria tuya comeremos de este pan y beberemos de tu cáliz para proclamar tu muerte, hasta que tú vuelvas. Y al alzar la copa de la bendición nos comprometeremos contigo a servir a nuestros hermanos como tú lo hiciste para centrar en el amor la ley y el culto, la fe y la comunidad. Nuestro sacrificio de alabanza, siguiendo la tradición que recibimos y que cada uno de nosotros ha de hacer suya en su corazón, será una renovada complicidad con tu mandato del amor fraterno. Porque Tú rompiste mis cadenas, las que me ataban el egoísmo y la autocomplacencia, me liberaste de las falsas apariencias de felicidad buscada al margen del amor al prójimo y la apuesta por la justicia. 
¿Cómo te pagaré todo el bien que me has hecho? Buscando a Dios en el hermano, la verdad en la caridad, el sentido de la vida en la plena comunión con tu Padre y Padre nuestro. Intentaremos, Señor, entregarnos como tú te entregas en el pan que compartimos, como tú te entregaste en cada latido de tu existencia bendita y servicial. Sí, cumpliré mis votos de seguirte, aunque a veces también te niegue con Pedro y me tiente abondonarte en la cruz. Pero, aun con esos renuncios, me esforzaré por vivir tu enseñanza generosa y guiarme por el mandato del amor fraterno que nos dejaste como última y principal enseñanza, el mandato que recibo con tu cuerpo y con tu sangre. Me dejaré lavar, cuidar y servir por ti para saber contigo que solo el amor nos devuelve la primitiva imagen de hermanos y colma la sed de sentido y paz. 
No podré pagarte todo el bien que me has hecho, pero una palabra tuya bastará para que vuelva a intentarlo, estimulado por tu ejemplo y sostenido por tu cuerpo y tu sangre, por la comunión con tu muerte y tu vida resucitada. Esta es la nueva alianza de la reconciliación que sellaste para siempre y que, ahora, me une a ti, también para siempre.


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