LECTURAS
- Hechos de los apóstoles (6,1-7)
- Sal 32,1-2.4-5.18-19
- Pedro (2,4-9)
- Juan (14,1-12)
Quien ve al Hijo ve al Padre, quien ve las obras de amor de Jesús, los milagros de curación que hace en favor de los que sufren, su comportamiento libre y generoso, la predicación del Reino del profeta de Nazaret, ve a Dios, reconoce que Dios se muestra en su vida entregada y fiel. Y los cristianos no tendremos otro modo de comunicar al Dios que se hace visible en Jesucristo, que con el lenguaje de las obras de misericordia, la coherencia evangélica, el compromiso solidario y misericordioso con nuestros hermanos más necesitados. La ética es el lado palpable de la fe, la gramática del testimonio y el certificado de garantía de nuestra fidelidad al Hijo de Dios. La Iglesia y cada cristiano podemos ser mensaje creible del Evangelio si lo vivimos, si nos guiamos por él, con la carga de alternativa al poderío del dinero, a la fuerza del poder y al señuelo de aislamiento y la indiferencia egoistas. Estas son las obras grandes por las que, además de sentirnos en comunión con Cristo y el Padre, además de estar ahí donde ellos están, seremos capaces de convertirnos en sus mensajeros, humildes moradores de la íntima convivencia de Dios con los hombres.
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