DOMINGO 30 DE ABRIL: IV DE PASCUA (CICLO A)

 
La puerta es Cristo; el acceso a Dios, al modelo de humanidad integral y trascendente, a la fraternidad anticipada en la comunidad, es Cristo. Y la Iglesia, con todos sus medios, con todos los dones que sumamos sus miembros por la gracia del Espíritu Santo, con todas sus actividades, su historia y tradición, la Iglesia solo sirve para señalar esa puerta, para mostrarla y con todo el empeño del mundo ayudar a que cuantos la descubran entren en el redil cuyo pastor, buen pastor, único y mejor pastor, es Cristo.

LECTURAS

  • Hechos de los apóstoles (2,14a.36-41)
  • Sal 22,1-3a.3b-4.5
  • Pedro (2,20-25)
  • Juan (10,1-10)

Contra todo proselitismo, frente a todo proceso de manipulación, la Iglesia debe encomendarse a su buen Pastor y, con su estilo y por mandato suyo, encaminar a quienes busquen la verdad hacia Cristo y su Evangelio. Esta tarea mediadora, servicial y delegada, solo podermos realizarla por la autoridad de Cristo, es decir, con nuestra plena fidelidad a su palabra y su ejemplo. Nuestro seguimiento cristiano, nuestra pertenencia a la Iglesia y el valor de todo lo que somos y hacemos se basa en la referencia constanta al Evangelio. No nos servimos a nosotros mismos, como el Hijo se debía al Padre, así, nuestra misión y razón de ser están ligadas al acompañamiento y la guía que el propio Jesucristo lleva a cabo como único y buen pastor. Toda una garantía de autenticidad, sí, pero también todo un estilo de vida y un exigente programa de coherencia que, con la ayuda de Dios, intentaremos cumplir cabalmente, para no ser ladrones, ni piratas, para no caer en la autocomplacencia, ni en rivalidades espureas, ni mucho menos, en prácticas desleales y trapaceras de malos hermanos y peores siervos, para no ser ciegos que guían otros ciegos.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

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