LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles (2,14.22-33)
- Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11
- I Pedro (1,17-21)
- Lucas (24,13-35)
El texto de los discípulos de Emaús nos remite a la vida misma como espacio sagrado donde nos sale Cristo al encuentro, a partir de nuestras zozobras y preocupaciones. Pero es la vida compartida, hecha conversación y comunión, por eso, aunque está ya allí junto a ellos, en la inquietud y los interrogantes, en la búsqueda de luz y sentido, se hace reconocible es esa profundización del estar juntos y sentirnos hermanos que es compartir la mesa y hacer memoria de Jesucristo, en la Eucaristía. Hoy, como siempre, pero nos aprietan los de hoy, existen en nuestra sociedad grandes problemas de soledad, incomunicación y pérdida de la esperanza y el sentido de la vida. Cuando se nos alerta de las graves carencias y necesidades en el terreno de la salud mental, la comunidad cristiana tiene un excelente recurso sanador que es, precisamente, su misma materia prima: el encuentro, la escucha y el acompañamiento, que se convierten en sacramento cada vez que celebramos la Eucaristía, pero que también son grupos de atención, comunicación y seguimiento de menores, jóvenes, adultos, formas de pobreza, adicciones, soledad... y es así como la Iglesia puede ser un "hospital de campaña", como nos propone el papa Francisco.
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