FELIZ NAVIDAD

 

Sandro Boticelli. Natividad mística (1501)

Los ángeles en el cielo cantan la gloria de Dios que ha descendido a la tierra en la carne frágil del niño, en la tenura amorosa de la madre y la entrega arrobada de San José, que absorto mira la critatura. En la tierra, los ángeles abrazan a los que buscan a Dios, a los que se perdieron y con Jesús han encontrado el sentido de sus vidas, y acompañan a los penitentes y convertidos en su adoración del instante trascendental que cambiará sus vidas y las de toda la humanidad.

Feliz Navidad para todos. Y especialmente, para los que les ha nacido en el pecho la irresistible aspiración de seguir a Jesús y ascender con Él a lo más alto de la escala humana de felicidad y verdad, a las cimas insuperables del servicio, la entrega y el amor desinteresado. Esa la Buena Nueva posible y real que canta una tríada de ángeles sobre el cobertizo, con ramos de olivo, signo inequívoco del final del diluvio y de la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, porque como dice el villancico rociero, "y yo estoy viendo en la frente de mi Dios una corona de espinas".

Feliz Navidad para esta humanidad golpeada una y otra vez por las consecuencias del egoismo, el odio y la violencia. Porque la Buena Nueva del niño nacido en Belén comporta la inquebrantable solidaridad de Dios con nuestra condición malherida, por eso, "el niño que está en la cuna, en una cruz morirá".

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