LECTURAS
- Isaías (52,7-10)
- Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6
- Hebreos (1,1-6)
- Juan (1,1-18)
HORARIOS
- 24 de diciembre: MISA DEL GALLO 24h.
- 25 de diciembre: MISAS DE NAVIDAD 11:30; 12:30 y 19:30
En tiempos tan cuantificadores como los nuestros, en una cultura que se precia de ponerle número a todo, de datar, pesar y medirlo todo, la imprecisión histórica sobre el nacimiento de Jesús bien pudiera ser la gran pista de su valor intemporal y universal: aún cuando nosotros no podamos precisarlo, Jesús no solo nació en un determinado lugar y momento, fueran los que fueran, sino que vivió en una época histórica, bajo el peso de todos los condicionantes que forman parte de la realidad humana: economía, política, cultura, religión... Y esa es la verdad que cuenta, la que nos debería importar, porque es la verdad que salva: en Jesús, en su realidad personal e histórica, Dios nos habla con su palabra creadora y eterna. Y, a partir de aquí, año arriba o año abajo, en invierno o verano, el nacimiento de Cristo es trascendental, porque sitúa en la escala de la salvación y del amor de Dios todo lo que vino después de Belén: su vida en Nazaret, su periodo de preparación en el desierto, la predicación por Galilea, la pasión y cruz en Jerusalén... todo el Evangelio remite a la voluntad divina de hablarnos en nuestro tiempo y habitar entre nosotros para que lo podamos reconocer, para que pueda hacernos "hijos de Dios". La Navidad es la invitación a que leamos nuestras propias coordenadas históricas en clave de trascendencia y a que sepamos reconocer la trascendencia en nuestro propio calendario y agenda presentes.
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