1 DE ENERO: SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Dicernimiento, lectura creyente de la vida, interpretación orante y reflexiva del momento presente y las consecuencias que debiera tener para nuestras decisiones... la vida y la Palabra de Dios nos exigen llevar a cabo este trabajo personal de valoración de lo que ocurre, auscultando nuestras actitudes y emociones, vislumbrando las pistas que el proyecto divino nos exige. María meditaba en su corazón cada uno de los acontecimientos que marcaban su vida como una nueva página de la historia de salvación que Dios quería llevar adelante. Y cada creyente deberá dicernir, como lo hizo María, qué significan los acontecimientos de su vida y qué debe hacer para encaminarlos hacia el horizonte de Dios. Para llevar a cabo esta tarea contamos con la ayuda del Espíritu Santo que nos habla en la oración y en la escucha atenta de la Palabra de Dios.

LECTURAS

  • Números (6,22-27)
  • Sal 66
  • Gálatas (4,4-7)
  • Lucas (2,16-21)

HORARIOS

  • Domingo 1 de enero, Santa María Madre de Dios 11:30; 12:30 y 19:30
  • Jueves 5 de enero, Vísperas de Epifanía 19:30
  • Viernes 6 de enero, Epifanía 11:30; 12:30 y 19:30
  • Domingo 8 de enero, 11:30; 12:30 y 19:30

Con la Biblia en la mano y en el corazón, con la mirada puesta en la vida, en la historia y las personas, en todos los acontecimientos, cada creyente, como hizo en su momento María, y Jesús, y todos los que han escuchado la llamada de Dios, debemos discernir las interpelaciones, denuncias y sugerencias que nos presenta la vida cuando la leemos desde la fe. Este discernimiento es personal, pero también debe ser comunitario. De hecho, cada Eucaristía, cada celebración sacramental, especialmente la de la Reconciliación, son momentos de discernimiento, de lectura creyenta de la realidad. Porque es en nuestra realidad cotidiana donde Dios sigue llamando y donde hemos de responderle. 

Intentemos no caer en la improvisación descuidada para no ser víctimas de las circunstancias, sin tomar parte en ellas con responsabilidad, con libre y carismática autodeterminación. Intentemos cuidar la oración, las celebraciones, el acompañamiento espiritual, la acogida de los testimonios que nos brindan los hermanos, para poder descifrar lo que Dios nos dice y nos pide en la hora presente. Este discernimiento es imprescindible para que desarrollemos con nuestra vida y nuestra fe un auténtico proyecto y formemos parte del proyecto Dios; para que no seamos la consecuencia más o menos azarosa del paso del tiempo. No somos meras maronetas, ni hojas arrastradas por el viento, llevamos dentro la fuerza y la dignidad de nuestra vocación de hijos de Dios. Por eso mismo hay que sintonizar con su mensaje latente en la vida y patente en el rostro del hermano.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE EL DISCERNIMIENTO



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