6 DE ENERO: EPIFANÍA (CICLO A)

Hasta los mapas y la imagen del mundo que nos transmiten, están condicionados por la ignorante creencia de que "nosotros", los unos o los otros, somos el centro de todo y todo se mide según nuestra escala. Pero la Tierra, además de esférica, es mucho más compleja y variada en su distribución geográfica y humana que todos nuestros prejuicios. La Epifanía es la pascua de la universalidad, el paso de lo concreto y particular a la totalidad, de lo nacional y local a la fraternidad, mucho más cosmopolita que localista. Vayamos con los magos de oriente a encontrarnos con el que predica la realidad entrañable y sumamente trabajosa de que todos somos hermanos.

LECTURAS

  • Isaías (60,1-6)
  • Sal 71
  • Efesios (3,2-3a.5-6)
  • Mateo (2,1-12)

El escriba que era Mateo, conocedor y amante de las Escrituras, apegado a las raíces judías de la nueva fe que Cristo traía, es capaz de ensanchar su horizonte nacionalista, su pasión identitaria, en favor de la transformación de la humanidad que supone la fraternidad universal encarnada en Jesucristo. Y nosotros, que ya somos hijos de un cristianismo abierto a la multiculturalidad que supuso la ruptura con el judaísmo, todavía somos reticentes para superar tantos prejuicios y fobias que nos impiden reconocernos hermanos por encima de etnias, nacionalidades y religiones. Hermanos por ser hijos del mismo Dios Padre y por creer que el designio divino para toda la humanidad es de comunión, reconciliación y cooperación fraterna. Adorar con los magos al niño nacido en Belén, significa no volver a postrarnos ante la idolatría de lo nuestro como algo exclusivo y excluyente. Esto es lo que también quiere decir el mensaje del papa para la Jornada Mundial de la Paz 2023: "Nadie puede salvarse solo". Vayamos pues con los representantes de la pluralidad multicultural a reconocernos en el Niño Dios como miembros de una misma familia con un mismo destino.

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

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