DOMINGO 22 DE MAYO: VI DE PASCUA (CICLO C)

 

Los santos Pedro y Pablo representan, en su diversidad de ministerios y de entender la misión, la estrategia evangelizadora que debía seguir el cristianismo, el carácter sinodal de la Iglesia. La Iglesia no es un sistema político, no es ni una monarquía absoluta ni una república democrática, es una comunidad de hermanos guiados por el Espíritu a través del ministerio pastoral (los obispos). Pero, si por don del Espíritu, tenemos pastores que nos guían y tienen la autoridad y la responsabilidad del magisterio y el gobierno de la Iglesia, también es cierto que es obligación de los pastores escuchar a ese mismo Espíritu que habla a través de toda la comunidad ("Sensus fidelium"). Hoy, con el Sínodo sobre la "sinodadlidad", la Iglesia quiere reforzar y renovar el ejercicio de la comunión, la práctica de la participación y la común miisión de anunciar el Evangelio. Y esto nos compete a todos.

LECTURAS

  • Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29)
  • Sal 66,2-3.5.6.8
  • Apocalipsis (21,10-14.21-23)
  • Juan 14,23-29)

El amor cristiano, el amor que Dios es y que Cristo nos encomienda, no es mero sentimiento, es un proyecto de vida que comporta opciones, actitudes y compromiso. Amar a Cristo es guardar su palabra, adoptar el estilo de vida que Él nos propone, apostar pos los valores del Evangelio: servicio, caridad fraterna, perdón, solidaridad. Y la paz que proporcona este amor con su estilo de vida, no es la ausencia de conflictos, ni la huida de los problemas, ni un aristocrático refugio a salvo de sufrimientos...; se trata de la paz del que esta en paz consigo mismo porque ha cumplido su deber, ha sido coherente con su ideal de vida. No estamos hablando de estar bien, sino de hacer el bien y, por eso mismo, vivir bien, no tanto por las comodidades y las seguridades, cuanto por la felicidad del que sirve y ayuda a los demás. 

La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos refiere la versión de Lucas del llamado "Concilio de Jerusalén". Se trata de la reunion entre Pablo y Bernabé (y Tito), enviados por la comunidad de Antioquía a Jerusalén, para tratar con Pedro y Santiago (y Juan) -las columnas de la Iglesia- el conflicto sobre las exigencias judías a los nuevos cristianos, procedentes del paganismo. Pablo nos da su propia versión en la Carta a los Gálatas (Gal 2, 1-10). Más allá de la exactitud sobre el acuerdo alcanzado y que, en definitiva suponía la separación del judaismo y el nacimiento como una fe autónoma, como Cristianismo, nos interesa el modo elegido para resolver los problemas: el diálogo, el encuentro, el debate y el acuerdo. Eso es "sinodalidad". Y ahora que se nos pide la participación, la opinión, sobre la salud comunitaria y de corresponsabilidad en la Iglesia, merece la atención releer ambas versiones del encuentro de Jerusalén y adoptar una actitud más activa y comprometida con nuestra Iglesia.

Os ponemos un enlace a la encuesta para participar en la consulta del Sínodo.

SINODALIDAD. PARTICIPA Y OPINA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



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