DOMINGO 15 DE MAYO: V DE PASCUA (CICLO C)

 

Más allá de supuestos mensajes encriptados en la Última Cena de Da Vinci, a nosotros nos interesa el momento que refleja: la pregunta por el que va a entregar a Jesús. Y, más todavía, nos iimporta la actitud serena y y concentrada en sí mismo que muestra Jesús. en los discípulos hay preocupación, enfado, contrariedad, intriga, desconcierto, pena..., pero en Jesús hay una firmeza interior. Jesús sabe que Dios va a salir ganando, el amor vencerá la muerte y, por eso mismo, será también el amor fraterno, la única manera de que sus discípulos puedan comunicar a la humanidad el sentido y la finalidad de su vida y de su misión.

LECTURAS

  • Hechos de los apóstoles (14,21b-27)
  • Sal 144,8-9.10-11.12-13ab
  • Apocalipsis (21,1-5a)
  • Juan (13,31-33a.34-35)

Estamos en el contexto de la última cena del cuarto Evangelio, justo después de que Judas salga del cenáculo para consumar su traición e inmediatamente antes de que Jesús anuncie la triple negación de Pedro. La hora de Jesús, para la que todo el evangelio de Juan es una larga preparación, ha llegado, es la hora de su glorificación -que es como Juan entiende y denomina la muerte del Hijo en la cruz- y que es también la hora de las tinieblas para este mundo, que no lo ha reconocido como revelador del Padre. Y es en este cruce de caminos, entre la traición de Judas y el próximo renuncio de Pedro, entre la glorificación y las tinieblas, cuando Jesús enlaza el mandato del amor fraterno ("Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros" Jn 13, 34) con la íntima conexión que hay entre Él y el Padre; y con el testimonio que sus discípulos estamos llamados a dar en el mundo. 

Y es que el único modo de que demos a conocer nuestro seguimiento de Cristo es con la fraternidad, con el amor mutuo. Así como el Hijo es glorificado por el Padre, y en su generosa y abnegada fidelidad, Dios mismo es glorificado. Así y no de otra manera, amándonos como hermanos, podremos dar cuenta de lo que Cristo nos ha comunicado, de lo que el Hijo del Hombre ha puesto en marcha en nuestros corazones, del significado relevante del Evangelio y el sentido último de nuestras vidas, del verdadero fin y razón de ser de la Iglesia. Dicho en el lenguaje de la propuesta evangelizadora del papa Francisco, los cristianos solo podemos anunciar el Evangelio siendo una Iglesia en salida, formada por hermanos que caminan juntos, unidos con toda la humanidad. 

Este domingo, junto a la Hoja Dominical, repartiremos una invitación a participar en el proceso sinodal con unas preguntas que recogeremos el domingo siguiente.

SINODALIDAD. PARTICIPA Y OPINA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

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