HORARIOS:
- MISA DE LA CENA DEL SEÑOR: 19:30
- HORA SANTA: 22h.
LECTURAS
- Éxodo (12.1-8.11-14)
- Sal 115,12-13.15-16bc.17-18
- I Corintios (11,23-26)
- Juan (13,1-15)
Tanto con el gesto del pan y la copa compartida (última cena en los evangelios sinópticos), como con este de lavar los pies a sus discípulos (evangelio de Juan), Jesús expresa el sentido de su vida y el alcance de su misión. Jesús ha vivido y vive por siempre para servir. Servir al Padre en su voluntad de entregarnos todo su amor; servir a la humanidad en su necesidad de recibir y desarrollar el amor que Dios nos ha tenido. Y la misión de Cristo, que se hizo siervo de todos, por el seguimiento y la fidelidad de los que le seguimos, a través del amor fraterno en el que hemos de emplearnos, es universal y permanente. Cristo permanece presente en la Eucaristía y en la caridad.
La presencia real sacramental de Cristo es el contenido y la motivación de nuestra solidaridad y ternura para con los demás. Cuando ayudamos, escuchamos y atendemos, Cristo se hace presente, de manera real, pues el amor es su última identidad y su mayor continuidad. Eucaristía y amor fraternos deben ir tan unidos como creemos que van unidas la presencia de Cristo, de su cuerpo y de su sangre, en las especies eucarísticas. Si a la Eucaristía le quitamos el amor y el servicio, la vacíamos de la presencia de Cristo. Ojalá y que la conmemoración de la cena del Señor, con su expreso deseo de hacer de la entrega y el servicio, su última y complexiva lección, nos anime a los cristianos a servir como Él lo hizo; a amar, como Él nos amó; a entregarnos en cuerpo y alma a nuestros hermanos más necesitados de acompañamiento, como Él se nos da en la Eucaristía y en la fraternidad servicial.
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