VIERNES SANTO

 

HORARIOS:

  • VÍA CRUCIS: 11h.
  • OFICIOS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR: 19:30

LECTURAS

  • Isaías (52,13–53,12)
  • Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25
  • Hebreos (4,14-16;5,7-9)
  • Juan (18,1–19,42)

Si en la Última Cena, con la Eucaristía y el lavatorio de pies, Jesús condensa y centra su vida y su misión en el amor y el servicio, en la entrega total de su vida, hemos mirar la cruz, la muerte y la pasión del Señor, como afirmación de que su amor, entrega y servicio, no tienen límites. Y es que el amor del Padre que motiva, sostiene y da su fin a la vida de Cristo, no se detendrá ante nada, ni ante la muerte. Por otro lado, siendo el amor compasivo, capaz de hacer suyos los sufrimientos de los demás, la cruz de Cristo, su pasión y muerte, tienen esa capacidad solidaria de acoger todos los sufrimientos, cargarlos sobre sus hombres e invitarnos a no ser indiferentes ante el dolor del hermano. Este alcance solidario, universal y compasivo de los sufrimientos ajenos, no disuelve ni borra todas las penas y todas las lágrimas de tantas personas golpeadas por la guerra, la pobreza y la violencia, pero sí que las eleva hasta el abrazo último y restaurador del Padre. En la cruz de Cristo, Dios nos dice que acepta el realismo de todas las cruces de la historia, la inapelable verdad sangrante de tanto dolor y tanta miseria, y sin borrarlas de un plumazo milagroso, las hace suyas para que, fielmente, esperemos que la última palabra será de vida y misericordia. Así lo esperamos. Así lo sentimos, por eso, decimos ¡Amén! y, con Jesús, creemos que "todo está cumplido".

MEDITACIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario