DOMINGO 27 DE MARZO. IV DE CUARESMA (CICLO C)

 
El 1 de enero de 2015, Giancarlo Murisciano publicaba en su perfil de Facebook esta foto de su celebración de fin de año con su abuela, cuidando de ella. La ternura no siempre es fácil, ni agradable, también cuesta esfuerzo y exige renuncias. Tal vez la ternura del perdón es de la más difíciles, incluso puede ser muy amarga... y, sin embargo, cuánto endulza la vida, cómo nos mejora y hace mejor nuestro mundo.

LECTURAS

  • Josué (5,9a.10-12)
  • Sal 33,2-3.4-5.6-7
  • II Corintios (5,17-21)
  • Lucas (15, 1-3.11-32)

Aunque exista en las Sagradas Escrituras el mandato del amor fraterno (Jn 13,34), no se puede mandar amar, ni ser amado, ni tan siquiera obligarse uno mismo a amar. En realidad el mandato del amor fraterno se debe a que Dios es amor (1Jn 4,8) y no otra cosa significa en último extremo la parábola del hijo pródigo en dispendios y el padre pródigo en ternura y compasión (Lc 15). Más que un mandato, el amor al hermano, al enemigo, al pobre y a la comunidad, es la respuesta agradecida de quien se ha sentido amado, antes y más, por Dios. Esta corriente de simpatía, protección y entrega en la que consiste el amor, fluye con naturalidad, aunque también con una sentida responsabilidad, de la gratitud, del reconocimiento y la correspondencia con el amor que Dios nos tiene. A partir de aquí, se entiende mejor que el fallo del hermano mayor al resistirse a compartir la alegría sincera y festiva del padre por haber recuperado al hijo díscolo, no es injusta, ni mezquina, simplemente no ama como ama su padre. Y esto no se debía a que él no fuera amado como lo era su hermano, no, la causa de la dificultad del hijo primogénito estriba en que todavía no había acabado de tomar conciencia de cuanto lo amaba, en verdad, el padre de ambos: "Hijo mío, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo". Había recibido el regalo pero no lo había abierto ni disfrutado, algo le había distraido, tal vez el mismo sentimiento de la responsabilidad con sus "deberes" filiales. En esto del amor, si no se disfruta y se goza como don y mejora que siempre es, no acaba de saborearse, incluso, se nos puede pasar desapercibido. Disfrute y gozo que, sin embargo, no están exentos de dificultades y sacrificios. Pues todo el que ama de verdad también tiene que enfrentarse a la dureza e incomodidad que muchas veces cuesta hacer llegar al otro nuestro cariño y sentimiento de complicidad. Compromiso, sacrificio, riesgo... sí, pero que solo son por amor, si se hacen voluntaria y desinteresadamente.

Pero, de cara al itinerario que llevamos entre manos, la ternura del padre amoroso y sin condiciones en su propensión al perdón y el reencuentro, tiene también unas consecuencias espirituales, contemplativas, que son necesarias para luego activar nuestra capacidad de amar. Tanto para el hijo menor como para el resentido hijo mayor, el padre guarda la voluntad de darles todo, sin medida ni contraprestación. Expresa muy bien este carácter incondicional del amor paterno su deseo de festejarlo, así como su confirmación al hijo mayor de que su mejor herencia es que se les da íntegramente a sus hijos, que él es de ellos y para ellos. Sin contemplamos esta experiencia bondadosa y rehabilitadora de cómo Dios nos ama, en tantos momentos y personas de nuesta vida, entonces el amor fraterno puede brotar como prolongación de la ternura y la solicitud que Dios nos ha dado. Y la conversión de nuestras vidas a su voluntad, y la transformación de nuestras vidas para dar los frutos de la solidaridad y la esperanza, se pondrán en movimiento por la fuerza generadora y contagiosa del amor primero y mejor de Dios. Aunque sea en la acción, el compromiso y las relaciones, donde nuestro amor al hermano se hará efectivo, porque el amor como la fe, "si no tiene obras, está muerto por dentro" (Sant 2, 17), necesitamos para motivar esta acción y darle su verdadera calidad, que es la ternura, contemplar primero cuánto Dios nos ha amado.


ORACIÓN INTER - RELIGIOSA POR LA PAZ


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


COMENTARIO BÍBLICO DE J. A. PAGOLA

PAPA FRANCISCO: "No nos cansemos de hacer el bien..." Mensaje de Cuaresma"

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