En apoyo a al reclamo del Papa en Laudato Si', el movimiento del mismo nombre, Laudato Si' Movement, convoca este Tiempo de la Creación. Del 2 de septiembre al 4 de octubre se nos invita a orar, concienciarnos y actuar contra el calentamiento global. El lema de esta iniciativa es "¿Una casa para todos? Renovando el oikos de Dios" y suma múltiples propuestas y sugerencias que bien merecen nuestro interés y compromiso.
LECTURAS
- Isaías (50,5-9a)
- Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9
- Santiago (2,14-18)
- Marcos (8,27-35)
Como un cordillera que separa dos vertientes, la crisis de Cesarea de Filipo divide el Evangelio de Marcos en dos partes, la primera en Galilea y la segunda de camino hacia Jerusalén. Tras el momento de la predicación entre los propios y con cierto éxito, no exento de rechazos e incomprensión, el viaje a Jerusalén está presidido por la cruz en la que desembocará la vida de Jesús de Nazaret. Y aquí, en el quicio de este díptico, tras la confesión arrebatada de Pedro, se anuncia la cruz, no como una maldición inesperada, sino como la parte integrante de todo compromiso sincero que esté dispuesto a arriesgar y sacrificarse por llegar a su fin.
Más allá de las cruces acarreadas por nuestra condición contigente (la enfermedad, las contrariedades de la vida, la muerte) están las cruces provocadas por el pecado: la injusticia, la violencia, la explotación desmedida y destructora de la naturaleza. Contra estas lacras que nos ocasionan el egoísmo y la avaricia, hay que enfrentar el compromiso, la actitud decidida de no permanecer indiferentes y actuar, porque como dice Santiago, la fe sin obras es fe muerta, los ideales sin decisiones que los acerquen, son palabras huecas.
También en la tarea sugerida por la fe en Dios creador, de salvaguardar la casa común, son necesarias las acciones. Y aunque comporten la cruz de ciertas incomodidades ocasionadas por el imprescindible "decrecimiento", la prudente limitación de nuestro consumo y gasto energético, los compromisos ecológicos, basados en la espiritualidad de la gratitud y corresponsabilidad hacia la Creación, son más necesarios que nunca. Como ocurriera en Galilea, también en este cometido del cuidado de la casa común se impone cierta "negación" de comodidades y excesos para lograr una paz con la naturaleza y una reencuentro con nuestra condición de criaturas de Dios.
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