DOMINGO 3 DE OCTUBRE: XXVII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

Dentro del Tiempo de la Creación que el movimiento Laudato Si' propoone para la concienciación ecológica de las comunidades cristianas es oportuno revisar desde la fe, con mirada creyente, nuestra responsabilidad para con la Creación, para ello, bien puede servirnos este "Examen de la Tierra", en el que de forma orante nos adentramos con gratitud y compromiso en la relación con el Creador a través de su Creación.

LECTURAS

  • Génesis (2,18-24)
  • Sal 127,1-2.3.4-5.6
  • Hebreos (2,9-11)
  • Marcos (10,2-16) 

Como buen profeta escatológico, es decir, como hombre arraigado en la voluntad de Dios que mira hacia el futuro que Dios soñó para sus hijos e hijas, Jesús nos propone una moral de máximos. Pero no debemos confundir este horizonte de plenitud hacia el que Jesús nos invita a caminar, aspirando a ser y dar lo mejor de nosotros mismos, con un código. De hecho, en su predicación, el maestro de vida que es el hijo de María y de José, cuestiona las normas en su literalidad y predica la necesidad de volver al Espíritu de la ley de Dios. Los relatos del Génesis no pertenecían a un manual de ciencias naturales, sino que expresaban el sentido de la Creación, la meta de la humanidad cuando confía en Dios y apuesta por su proyecto de plenitud. Más que una serie de mandatos o prohibiciones, nos encontramos ante un ideal de vida, de relaciones y de valores. Si no lo leemos así, más allá de las discrepancias con la historia pasada y con la cultura actual, traicionaremos el sentido profundo de la Palabra de Dios, que mira hacia un futuro de plena realización del hombre y la mujer creados a imagen y semejanza de Dios. Pero, tal vez todo esto, solo se entiende si, como los niños, sabemos que necesitamos de los que nos quieren y confiamos en lo que ellos quieren para nosotros, en lo que Dios Padre quiere para todos.

Por esta finalidad de plenitud, que Jesús y el Génesis leen en la inteción mismo de la Creación, merece la pena también que retomemos nuestro verdadero lugar en la naturaleza. El respeto al medioambiente, los cambios de hábitos que permitan la sostenibilidad y la apuesta por políticas que no sacrifican la vida por el interés económico a corto plazo, son otras tantas formas de volver a insertarnos como parte de la Creación, como creaturas y no como diosecillos que creen en la autosuficiencia de su poder y sus necesidades. Y es que la relación con la Creación abarca el matrimonio, la familia y la vida toda, incluida la del conjunto del planeta y todos sus ecosistemas.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


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