DOMINGO 15 DE AGOSTO: ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

 

El Magnificat que Lucas pone en labios de María expresa la más sentida gratitud al Dios que se apiada con misericordia de los más necesitados de ayuda. Así, María interpreta el nacimiento de Jesucristo, su hijo e Hijo de Dios, como una acción de salvamento dirigida a una humanidad que naufraga cuando se olvida de su condición de criatura y su vocación de fraternidad.

LECTURAS

  • Ap 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab. 
  • Sal 44.
  • 1 Cor 15, 20-27a.
  • Lc 1, 39-56. 

La celebración de la Asunción de la Virgen María al cielo significa la afirmación por parte de la Iglesia de que la generosidad, entrega y humildad de María triunfan sobre el egoismo, la indiferencia y la soberbia. La participación libre y voluntaria de la Virgen a través de su maternidad de Cristo en los planes salvadores de Dios la encumbra por encima de otras formas de entender la vida, de una existencia empequeñecida por la "autorreferencialidad" (mirarse solo a uno mismo, mirar solo por uno mismo) y endurecida hasta perder las entrañas de compasión. Cuanto más alto sube María, más debieran interesarnos los valores evangélicos de la caridad y el perdón, la mutua solidaridad y el común destino. Vayan, pues, con nuestras alabanzas a Dios por la mujer que representó a la humanidad en la encarnación del Verbo divino, el sincero compromiso por hacer nuestras las virtudes que más nos humanizan porque más nos acercan a Dios.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: LA MADRE NOS INDICA EL CAMINO

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