Con motivo del VIII centenario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán (6 de agosto de 1221) el papa Francisco ha concedido a la familia dominicana un Año Jubilar de Santo Domingo, que culminará el 6 de enero de 2022. Nuestra parroquia, para conmemorar esta efeméride de su santo titular, también se une a este año jubilar, empezando por celebrar este año su fiesta (8 de agosto) con más intensidad. Estáis todos invitados. Tras las vacaciones del verano realizaremos otras actividades previstar por el Consejo de Pastoral de la parroquia.
LECTURAS
- Éxodo (16,2-4.12-15)
- Sal 77
- Efesios (4,17.20-24)
- Juan (6,24-35)
A la pregunta por las obras de Dios, Jesús responde con la fe: Dios quiere que creamos en Él y todo lo que hayamos de hacer en su nombre deberá nacer de la fe, de la confianza en que Él nos ama y quiere nuestro bien. El santo de Caleruega (Burgos), Domingo de Guzmán, patrono de esta parroquia, así lo entendió. Si fue caritativo, si predicó el Evangelio, si animó a construir una fraternidad evangélica (la familia dominica), todo ello se debía a la misma y común motivación: la fe. Y eso es lo que alimenta el pan de vida que es la vida entregada de Jesucristo, su palabra y su ejemplo, la fe que solo viviéndola es verdadera. Todo lo que creamos de Dios, todo lo que veamos en Jesús de Nazaret, solo llevándolo a nuestro quehacer diario, convertido en orientación de vida y criterio de autenticidad, será fe viva, será fe ortodoxa. Quienes aislan lo que dice el credo y proclama la Iglesia de la moral cotidiana y el estilo de vida, sustraen al árbol de la vida su savia y reducen a formas y fórmulas sus frutos de caridad y fraternidad. Hay en santo Domingo de Guzmán una conjunción de fe y vida que puede muy bien ilustrar lo que significa hacer las obras de Dios y el verdadero don que supone alimentarnos con el pan de vida.
Y alimentados por ese pan, estimulados por la vida misma de Cristo, como seguidores de Jesús, estamos en condiciones de anunciarlo con nuestro compromiso, con el testimonio del sentido que otorga a nuetras vidas creer en Él y alimentarnos con su entrega. La Iglesia y cada cristiano, debemos ser misioneros, evangelizadores. Es otra dimensión de la fe cristiana que santo Domingo de Guzmán entendió muy bien y, por eso, asumió con su dedicación personal y fraternal, a través de la fundación de la orden de predicadores. Si hay algo que el papa Francisco ha presentado como centro de su pontificado es precisamente esta proyección evangelizadora (Evangelii Gaudium) que nos propone como programa que debe dirigir toda la estructura y estilo de nuestras comunidades. Esta parroquia así lo quiere intentar y para conseguirlo nos inspiramos y encomendamos a Santo Domingo de Guzmán. Y como él, también nosotros sabemos que solo podremos ser evangelizadores si lo que creemos lo vivimos y lo hacemos como Cristo nos enseñó y mandó: en comunidad. La superación de una equivocada y antinatural concentración de todo el protagonismo evangelizador en los sacerdotes (clericalismos) y la recuperación es una vida eclesial más fraternal y corresponsable (sinodalidad) es también condición de autenticidad para esta hora de la evangelización.
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