DOMINGO 4 DE JULIO: XIV DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 
La cotidianidad del vecindario tiene sus incomodidades, es imposible el anonimato, pero, a cambio, también es improbable la soledad, el abandono y la invisibilidad que tanto golpean la vida de las personas mayores y sin apoyos familiares. La cercanía de los vecinos, el reconocimiento mutuo y los roces de la asiduidad pueden aproximarnos al carácter popular que tiene la misión de Jesús. También pueden devolvernos el calor humano de un mensaje profundamente humanizador y germen de fraternidad.

LECTURAS

  • Ezequiel (2,2-5)
  • Sal 122
  • II Pablo a los Corintios (12,7b-10)
  • Marcos (6,1-6)

La fe cristiana es una experiencia comunitaria. Hay un momento para la soledad y el silencio, para el desierto y la contemplación, un momento necesario y que debe ser recurrente, Jesús lo buscaba todos los días. Pero del desierto Jesús salió en busca de los hombres y mujeres de su tiempo, que vivían en los pueblos y las ciudades, que tenían problemas reales y necesidades primarias, acuciantes, inmediatas. En ese mundo de relaciones que van de la familia al vecindario, se tejían los significados, valores y también prejuicios, miedos y reacciones excluyentes. Pero, con sus glorias y miserias, es en ese mundo pequeño y cálido, donde Jesús desarrolla su misión. Y, como también es el mundo de las costumbres y las pequeñeces convertidas en límites infranqueables, Jesús padecerá la incomprensión y la dureza de corazón que a veces se nos pega al alma y que son tan poderosas en los círculos cerrados. Pero aún con esas, sin hacer milagros, rechazado por el miedo a lo novedoso, Jesús no ha rehuido la inmersión en su ambiente originario, les ha acercado la fuerza de Dios que nos hará vencer tantos impedimentos para crecer en comprensión, acogida y conversión. Por eso mismo, tendremos que volver una y otra vez a pronunciar la verdad novedosa del Evangelio para que sacuda nuestras inercias y perezas. Nuestras catequesis, formación, oraciones y celebraciones deberán sortear el riesgo de la rutina y abrirse a la incomodidad del cambio y los descubrimientos, seguro que, al final, también "en casa", resonará con ilusionantes sugerencias el verbo que hace nuevas todas las cosas.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EL CONTINUO VIAJE


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