- II Crónicas (36,14-16.19-23)
- Sal 136,1-2.3.4.5.6
- Efesios (2,4-10)
- Juan (3,14-21)
Es el misterio de la cruz y debería ser el misterio de la Iglesia, que vive el sentido liberador de la cruz de Cristo, para ayudar a liberarse de sus cruces a tantas personas que sufren en su cuerpo y en su espíritu. La cruz de Cristo no significa una exaltación dolorista del sufrimiento como un fin en sí mismo. Sino, al contrario, la firme apuesta de Dios por compartir con nosotros, en la cruz de Cristo, nuestras propias situaciones de sufrimiento y animarnos, por la vida del que resucita tras ser crucificado, a solidarizarnos y trabajar por evitar aquellos males que son evitables a través del compromiso y la generosidad. Y es que, el final es la salvación, y la cruz un paso, un camino que debe desembocar, por la gracia de Dios, en la vida plena, reconciliada y agradecida con quien nos levanta del suelo y nos eleva a la dignidad de hijos amados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario