DOMINGO 7 DE MARZO: III DE CUARESMA (CICLO B)

 

La paciencia todo lo alcanza, decía santa Teresa de Jesús. Si hemos sido pacientes y no hemos dejado de perseverar en nuesta fe, en el amor cotidiano y el servicio a los demás, aunque no siempre los percibamos, daremos los frutos de la conversión, seremos testigos del Reino que ya está llegando pero que solo será plena realidad en el día sin ocaso de la resurrección, la de Cristo y la nuestra.

LECTURAS

  • Éxodo (20,1-17)
  • Sal 18,8.9.10.11
  • Corintios (1,22-25)
  • Juan (2,13-25)

Jesús purificando el templo de su uso abusivo al servicio de otros intereses que no sean los de Dios, actúa como Dios cuando liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto y, de paso, también lo liberó de la idolatría de una fe interesada y cortoplacista, de una religión apresada en las formas y los ritos. Por eso, además de expulsar el mercadeo y las relaciones egoistas del templo, anunció su destrucción para levantar el nuevo templo del culto en espíritu y verdad. Desde aquél instante, Jesús acababa de sentenciar su vida mortal que sería cruficada y, al mismo tiempo, abría el paso para que todos levantáramos el templo de nuestras vidas purificadas de una visión materialista e insolidaria. Jesús, igual que cura, reconcilia; del mismo modo que purifica restaura y renueva; cuando muestra su autoridad crece la libertad.

Yo soy el que te sacó de Egipto, y como mi Hijo amado, yo soy también el que te sacará de mil y una forma de esclavitud, el que echará del templo sagrado que es tu alma, toda idolatría, empezando por el miedo a la libertad y continuando por la dependencia del dinero, de la imagen, la necesidad de aprobación, la pereza que te impide tomar de una vez por todas la decisión capital de tu vida: llenarte de mí, dejarte amar y entregarte de lleno a mi plan de salvación para toda la humanidad. Sí, yo soy el que te sacó de Egipto.

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: JESÚS Y EL TEMPLO DE DIOS

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

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