8 DE DICIEMBRE: INMACULADA CONCEPCIÓN. DÍA DEL SEMINARIO

 

Este año, por la pandemia, el Día del Seminario se ha trasladado a la fiesta de la Inmaculada. A la virgen y madre le encomendamos que el Espíritu Santo suscite vocaciones sacerdotales, de "pastores misioneros". Y, por su ejemplo, rogamos que tanto los futuros curas como los actuales, aprendamos a escuchar la Palabra, estar siempre disponibles al servicio del santo Pueblo de Dios y encarnar en la vida de nuestros pueblos y barrios su modelo evangelizador, basado en la plena identificación con el proyecto del Reino de Dios, que es vida en abundancia para todos.

LECTURAS

  • Génesis 3, 9-15. 20
  • Salmo 97, 1. 2-3ab. 3c-4
  • Efesios 1, 3-6. 11-12
  • Lucas 1, 26-38

DÍA DEL SEMINARIO

Dentro del itinerario de Adviento, la festividad de la Purísima, la Inmaculada Concepción, nos invita a ver en María la actitud de escucha atenta de la Palabra de Dios, que resuena tanto en el silencio de la oración como en la plena atención a la realidad que nos rodea. Como también nos estimula la Virgen María a convertir la fe en servicio, la devoción en compromiso, la Iglesia en casa familiar para todos los hijos de Dios. Si ella fue concebida sin pecado original, no por ello le sería más fácil empeñar su vida entera en la plena realización de los planes de Dios, que suponían para la mujer de Nazaret e hija de Israel, para la esposa  de José y madre de Jesús, no pocos ni menos dolorosos sacrificios. Por eso, en este camino de conversión que es el Adviento, junto a la receptividad a la Palabra de Dios y a la realidad de nuestros hermanos, además del seguimiento de los testimonios de aquellos buenos creyentes y mejores servidores, nos quisiéramos comprometer a vivir el encuentro con Dios que María personificó en su maternidad del salvador y, como ella, estar siempre disponibles para servir, amar y socorrer al que nos necesita. Este es el programa para todo cristiano, y por ello, este debiera ser también el punto de partida para quienes quieren servir a la comunidad como pastores, predicadores y acompañantes de la fe sus hermanos.

Virgen concebida sin pecado original, ruega por las vocaciones al presbiterado, para que broten de las familias y las comunidades cristianas; para que se formen en consonancia con las exigencias de la evangelización en el mundo de hoy; para que maduren y se inserten con ánimo colegial en la Iglesia de Albacete y así la hagan más joven, más activa y más comprometida con los pobres.


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