DOMINGO 22 DE SEPTIEMBRE: XXV DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

Jesús tuvo sus momentos de éxito con las multitudes, de sentirse apretujado por la muchedumbre que lo quería tocar, escuchar, que lo buscaban porque lo necesitaban. Pero Él sabe, porque conoce bien el interior del ser humano, que hay algo de su misión que suscitará rechazo no sólo en la mayoría, sino que incluso echará para atrás a los suyos. Por eso, la cruz necesita ser meditada y contemplada en la soledad y el silencio, en diálogo directo y sincero con el que está dispuesto a cargar con ella, con Jesucristo. La reflexión sobre el sentido de la cruz requiere sosiego y concentración. El maestro que nos lo puede enseñar, porque está dispuesto a vivirlo en sus propias carnes, nos invita a retiranos y hallar la necesaria serenidad que requiere la más importante y trascendente lección de la vida.

LECTURAS

• Sabiduría 2, 12. 17-20

• Sal. 53, 53, 3-4. 5. 6 y 8 R: El Señor sostiene mi vida.

• Santiago 3, 16–4, 3

• Marcos 9, 30-37

Ejemplo del diálogo y discernimiento que sólo un buen maestro puede llevar a cabo con sus discípulos, el relato de Mc 9, 30 - 37, con el segundo anuncio de la cruz en el contexto de una enseñanza íntima y pausada entre Jesús y sus discípulos, nos invita a tener con el guía de vida y fe que es nuestro Señor, una relación discipular igualmente entrañable y directa. Porque la cruz y la fraternidad que pone en el centro a los más pequeños, no es una lección de teología ni de política, sino de vida y espiritualidad cotidiana. De la soledad del oratorio que cada uno debemos encontrar en nuestras almas, a las relaciones de acogida y aceptación del otro, la sabiduría de Jesús de Nazaret nos puede ayudar a desarrollar nuestras más ricas cualidades, superar los miedos inconfesables y lograr la excelencia en el amor y el servicio. 

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: LA ACOGIDA EVANGÉLICA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: ¿DE QUÉ DISCUTIMOS POR EL CAMINO?

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO