Dios es misericordia, entrañas compasivas de amor a la vida, de ternura para con todos sus hijos, porque És es padre, nos cuida como una madre, y como una madre o un padre, nos quiere ver amarnos como hermanos. Esta identidad amorosa y protectora de Dios nos invita a que desarrollemos nuestras más profunda predisposición a la solidaridad y la cooperación. Una Iglesia sinodal, comunitaria y particpativa comienza porque vivamos la pluralidad con acogida, superando prejuicios y rechazos hacia que vive la fe y el cristianismo con formas y prioridades distintas, la caridad bien entendida empieza en la propia casa.
ADVIENTO EN SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
- Miércoles 13, 20h. Meditación de Adviento (Escuela de Evangelizadores)
- Viernes 15, 20h. Misa de jóvenes
- Sábado 16. 19:30 Coro Universitario
LECTURAS
- Isaías 40, 1-5. 9-11
- Sal 84, 9ab 10. 11-12. 13-14 R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación
- II Pedro 3, 8-14
- Marcos 1, 1-8
La misericorida que Dios es y que Dios tiene para con todos sus hijos se muestra de manera especial en aquellas personas que caminan a nuestro lado y nos animan a no desfallecer. Los testigos, como el Bautista, que con su esfuerzo cotidiano por hacer más bella la vida y mejor el mundo son otras tantas expresiones de que Dios nos acompaña y sostiene. La gratitud para con ellos nos motiva a ser también nosotros buenos compañeros de camino para los que nos necesitan, para aquellos más próximos que podemos ayudar y aliviar en sus dificultades. Amor sólo con amor se paga, y el amor que Dios nos hace llegar por medio de sus hijos más sencillos y bondadosos, sólo con misericordia y generosidad podremos agradecerlo como se merecen.
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