DOMINGO 25 DE JUNIO: XII DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)

No se trata de infundir miedo, pero sí de poner las cosas en su sitio y manifestar con claridad lo que nos jugamos. No tememos al infierno, pues nos mueve el amor y la entrega de Cristo, no el pánico. Pero, tampoco queremos traicionar y desperdiciar esa confianza. Cristo, más allá de las imágenes dulzonas que le roban el realismo de su vida amenazada y la seriedad con la que afronta todas las amenazas, debemos recuprerar al Jesús decidido y consecuente que, con la misma exigencia con la que se plantea su misión, espera de nosotros que toememos una determinación y vivamos de verdad su Evangelio de amor entregado y liberación de todas las esclavitudes, anulaciones y vacíos.

LECTURAS

  • Jeremías (20,10-13)
  • Sal 68,8-10.14.17.33-35
  • Romanos (5,12-15)
  • Mateo (10,26-33)

Miedo, secretismos, pusilanimidad, cálculo de riesgos... o: confianza, coraje, libertad, esperanza. El Evangelio de Jesús nos pone en la disyuntiva de vivir como si no creyéramos que el Reino de Dios es una realidad, que el Espíritu nos guía o dejarnos llevar por la fuerza y el empuje de quienes se saben en manos de Dios y trabajando en su proyecto de vida para todos, de vida en plenitud. La fe en el Dios de Jesucristo tiene muchos más recursos y potencialidades de las que estamos desarrollando y aprovechando. Conviene explorar esos resortes espirituales y psicológicos de la fe, otear el horizonte al que nos abre el Evangelio, apoyarnos firmemente en la red de la comunidad y sus testimonios, para no pasar por la vida de puntillas y reducir nuestro seguimiento de Cristo a un sentimiento de pertenencia, grato y fiel, pero sin consecuencias.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA



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