DOMINGO VI DE TIEMPO ORDINARIO (CICLO A). CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE

 

Una de las riquezas del paisaje manchego, de la llanura, es su horizonte, abierto y lleno de cielo. Es un paisaje que necesita un gran angular, una mirada tan amplia como la anchura y altura que se le muestra. Otra de las sugerencias que ofrece esta apertura es que elimina los límites e invita a aspirar una meta que está más allá de los primeros pasos, lejos, pero a la vista. Pues así es la ética que Jesús predica y Mateo recoge en el dicurso del monte: una moral no de normas sino de horizontes, de metas e ideales que están más allá y hacia el que deben apuntar todas las normas, como indicaciones y no como fin de la conducta moral.

LECTURAS

  • Eclesiástico (15,16-21)
  • Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34
  • Corintios (2,6-10)
  • Mateo (5,17-37)

CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE. MANOS UNIDAS

SOLIDARIDAD CON TURQUÍA Y SIRIA (*)

(*) En nombre de la comunidad parroquial y de Cáritas de Santo Domingo de Guzmán, hemos aportado 2.000€ al fondo de solidaridad con los damnificados del terremoto de Siria y Turquía,  a través de Cáritas diocesana y Cáritas española.

No debió ser fácil para el escriba, el especialista en la Ley que era Mateo, verter el vino nuevo del Evangelio en los odres viejos de los preceptos mosaicos. El código ético expresado y apresado en mandatos y prohibiciones es desbordado por el ideal moral que Jesús nos popone. No es que las normas sean inútiles o queden todas prescritas, es que son superadas por la afirmación del horizonte hacia el que las normas deben orientar, siendo lo importtante esa meta y quedando los preceptos como señales, no como fines. Mateo lo intentó y con valentía se atrevió a formular las enseñanzas de vida que había recogido del maestro de Nazaret, como claras pujas al alza frente a los mandamientos. No esto... sino más. 

Y hacia esa superación, que es crecimiento espiritual, profundización de la libertad y afirmación de nuestra responsabilidad como últimos fedatarios de nuestros actos debe encaminarse nuestra formación moral y nuestra coherencia ética. Lejos de ser una rebaja de la autoexigencia, se convierte la moral cristiana en una ilusionanta aventura de superación y descubrimiento de un bien mayor, una actitud mejor, una vida de santidad. 

Y dentro de esta línea ascendente del modelo cristiano de ética, en el nivel superior y dándole sentido a todo el proceso de crecimiento moral, están el amor, el servicio y la solidaridad. Hoy más que nunca, para darle credibilidad al mensaje cristiano y a la Iglesia, debemos apostar por actuar decididamente contra la pobreza, comprometernos con las iniciativas en favor de los que sufren la injusticia, trabajar con obras más que con palabras por la paz y el desarrollo de todos los pueblos, empezando, ahora, por lo más urgente: Siria y Turquía pero, sin olvidarnos nunca de África.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA


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