DOMINGO 13 DE MARZO. II DE CUARESMA (CICLO C)

 
La metamorfosis de la mariposa, como la germinación de las plantas, como nuestro propio proceso biológico, son muestras de la importancia del cambio y la evolución en la vida. También pueden ser la imagen sugerente de que el Evangelio que Jesús predica y encarna suscita en nosotros la posibilidad de una transformación, de una "conversión", que nos conduce hacia la mejor versión de lo que pudiéramos ser. La meta de esta transformación es la comunión con el Padre y la fraternidad con nuestros semejantes, a las que Jesús nos invita y facilita con su propia historia de transfiguración.

LECTURAS

  • Génesis (15,5-12.17-18)
  • Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14
  • Filipenses (3,17–4,1)
  • Lucas (9,28b-36)

La transfiguración del Señor, su reconocimiento de Jesús como conexión y superación de la Ley y los Profetas, su manifestación como el Hijo amado del Padre, el anticipo de que su final no será el aparentemente estrepitoso fracaso de la cruz, supone una invitación para considerar la transformación que la fe genera en cuantos la vivimos. Más allá del hecho milagroso de la revelación que el Padre hace del Hijo ("nadie conoce al Hijo, sino el Padre" Mt 11, 25-27; Lc 10,22) este episodio conclusivo de la vida pública de Jesús y antesala de su pasión, tiene un significado actualizable para cada creyente, para todo seguidor de Jesús: creer es abrirse a la posible superación de lo que somos y el compromiso decidido por lograr dicha conversión. Este cambio que la fe inspira y posibilita, será el motor de las grandes actitudes del cristianismo: la esperanza, la ternura y la solidaridad. No se trata tanto de méritos exclusivos de nuestro esfuerzo -imprescindible, por otra parte- sino de la maduración fecunda de lo que Dios pone en marcha en nuestras vidas y a nosotros nos toca desarrollarlo con perseverancia y confianza. 

Para no desfallecer en este itinerario de progresiva transformación de nuestras vidas en la dirección que Jesús marca (donec formertur Christus in vobis; hasta que Cristo se forme en vosotros: Gal 4,19) nos conviene atesorar con esmero todas las experiencias de conversión, superación, aprendizaje, corrección... La meta siempre esta más allá, pero es menester que con gratitud y sabio reconocimiento, localicemos avances y nos apoyemos en ellos para seguir adelante.

ORACIÓN INTER - RELIGIOSA POR LA PAZ


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

PAPA FRANCISCO: "No nos cansemos de hacer el bien..." Mensaje de Cuaresma"






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