LECTURAS
- Jeremías (31,7-9)
- Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
- Hebreos (5,1-6)
- Marcos (10,46-52)
La curación del ciego Bartimeo, a la vera del camino, en las afueras de Jericó, es una parábola del sentido renovado de toda la vida que tiene conocer a Jesús. Por un lado, el carácter de excluido, de marginado, que evoca el ciego clamando ayuda, solo y descartado por los que pasan a su lado, nos invita a reconocer la presencia de tantas personas invisibles, para los que nosotros somos ciegos, pues no las vemos, no las oímos, no las atendemos. Por otra parte, la actitud de Jesús, su atención y disponibilidad para responder y ayudar al que lo necesita, devuelve a nuestros sentidos su verdadera finalidad, ayudarnos a estar vivos por la hermandad recobrada y el servicio prestado al hermano.
En el día del DOMUND, este evangelio supone la explicitiación del carácter curativo y solidario que tiene la predicación cristiana, el anuncio de nuestra fe. Claro que creer en Jesucristo da sentido a la vida, llena el corazón de esperanza, faltaría más. Pero también es respuesta material y concreta para las hambres físicas, las enfermedades del cuerpo, las carencias de dignidad y respeto de tantos hermanos. La misión de la Iglesia, y las misiones que la llevan a cabo por todo el mundo, son también un esfuerzo por la promoción integral de la persona y los pueblos, promoción para la que la fe es motor, horizonte y energía constante.
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