LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles (2,1-11)
- Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34
- Corintios (12,3b-7.12-13)
- Juan (20,19-23)
Jesús, en el evangelio de Juan, insiste una y otra vez que Él no habla de sí mismo, que revela al Padre y habla porque el Padre lo ha enviado. Y cuando otorgue su Esprítiu a los discípulos para enviarlos será con la misión de que también ellos hablen de Dios del único modo creíble: amándonos como Él nos ha amado. Y si hablamos de política, de la familia, de la cultura, de la moral y de tantas otras cosas más, será únicamente porque el Dios que Cristo nos comunica y con el que Cristo nos une, quiere la vida en abundancia, la vida plena que pasa por todos los ámbitos de la vida y todos los enriquece con la fuerza de su Espíritu.
El compromiso de los laicos en la vida de la Iglesia es fundamental, deben ser visibles en la liturgia, participar en la toma de decisiones de sus parroquias y de la diócesis. Pero, sin abandonar nunca el compromiso activo en la vida pública, para transformar con su presencia y su testimonio las estructuras sociales y ayudar a que sean más justas y fraternas.
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